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Historias relacionadas con matrimonio

CUANDO CAE LA NOCHE

CUANDO CAE LA NOCHE

Cuando Descuidamos Nuestra Relación de Pareja

Este artículo ha sido gentileza de los Pastores Cinalli, ministros de Dios dedicados a la obra de la restauración sexual y que contribuyen a la formación de matrimonios más sólidos y familias más sanas. Visite su página web “Placeres Perfectos” en (www.placeresperfectos.org).

 

Días atrás descubrimos que las luces traseras de nuestro automóvil quedaban encendidas aun cuando nadie apretaba el freno. Por temor a que se agotara la batería decidí desconectar el bulbo que controla dicho mecanismo (escribe José Luis). Ahora puedo conducir y frenar con la única salvedad que no se encienden las luces rojas correspondientes. Esto trae un peligro asociado, ya que los automovilistas que vienen detrás no saben cuándo freno y eso podría terminar en un desastre. Si no arreglo pronto el desperfecto podría estar en serios problemas.

 

De la misma manera muchos matrimonios simulan andar sin problemas por la vida pero esconden ‘desperfectos’ que podrían, a la postre, ocasionar un desastre mayúsculo a la relación. He aquí algunos de ellos:

 

  • Postergación de las relaciones íntimasTener relaciones sexuales no significa que exista un vínculo matrimonial sano, pero la interrupción brusca o el distanciamiento paulatino podría significar una advertencia de decadencia. Por regla general, una pareja debe funcionar bien fuera de la cama para asegurar una intimidad gratificante para ambos. En otras palabras, problemas fuera del dormitorio ocasionan problemas dentro del dormitorio.“Si el sexo se encuentra solo en el cuerpo, es una urgencia biológica; si aparece únicamente en el intelecto, es una obsesión; si está en el corazón, es una prueba más de que el amor existe. Si no se siente en ningún lado, es patología, alarma general”, Enrique Mariscal.

 

  • Escasa comunicación.La queja más frecuente de toda mujer es que su esposo no la escucha. Una investigación concluyó diciendo que toda mujer tiene 17 segundos de atención máxima de su pareja antes de que se desconecte. Lo que no logra decir en ese breve tiempo no será escuchado después. Los hombres, en general, hablan menos y, cuando lo hacen, comparten información, a diferencia de la mujer que habla con más palabras y comparte sentimientos. El hombre es por naturaleza un ‘solucionador’ de problemas. Trata de ‘arreglar’ a todo el mundo, incluyendo a su esposa. Lo que no sabe es que cuando una mujer comparte lo que siente no significa que busque una solución sino un oído dispuesto a escuchar. La relación matrimonial mejoraría consistentemente si el esposo escuchara más y opinara menos. Si tu pareja observa que inviertes tiempo de calidad en la relación, será más sensible a tus propias necesidades. Recuerda: tu matrimonio será tan bueno como la comunicación que tengas con tu cónyuge.

 

  • Descuido de la apariencia física.Por regla general la mujer suele ‘producirse’ a fin de ‘conquistar’, pero una vez casada descuida su dieta y su físico. Lo mismo sucede con los hombres. Sin embargo, hombres y mujeres responden mejor al galanteo cuando su pareja está aseada, perfumada, arreglada y bien vestida. Si notas que tu pareja se ha descuidado o tú lo has hecho, atrévete a cambiar y anima con tu ejemplo a que tu compañero/a también lo haga.

 

  • Desapego en las expresiones de cariño.Una investigación deja ver que los novios se tocan significativamente más de 37 veces por día; en cambio, los casados lo hacen con menos asiduidad conforme pasa el tiempo. El romanticismo no debería ser propiedad exclusiva del noviazgo. La falta de expresiones de este tipo condena al matrimonio a la monotonía, a la mediocridad, y esto a la larga, termina con el erotismo.

 

  • Falta de respeto.Las palabras irreflexivas pueden originar heridas profundas. Nada duele más que una palabra airada. El mostrar desacuerdo con tu pareja no te habilita para ofenderla. Sé suave al comunicar tu disgusto. No lastimes el alma. Podrás disculparte con lágrimas, pero nada quitará el daño ocasionado.

 

  • Desinterés en la relación con Dios.Si hay alguien que quiere que tu matrimonio prospere, ese es Dios; y si hay alguien que buscará por todos los medios que tu matrimonio naufrague, ese es el diablo. Charles Swindoll cuenta acerca de una experiencia escalofriante que le tocó vivir a una dama de su iglesia mientras viajaba en un avión. Cuando sirvieron la comida, ella notó que el hombre que estaba a su lado no comió la suya. Mientras los demás comían, él periódicamente agachaba su cabeza y cerraba sus ojos, al parecer en oración. Cuando las auxiliares de vuelo recogieron las bandejas vacías, él entregó la suya sin tocarla. Ella le dijo: “Noté que usted estaba orando. ¿Es cristiano?”. El respondió: “No; en realidad soy satanista. Esperamos ver que los matrimonios de cien líderes cristianos fracasen este año. Estamos ayunando y orando a Satanás con ese propósito”. Allí está el verdadero enemigo. Tal vez pienses que tus problemas maritales surgieron por un pasado trágico, dificultades financieras, excesivo equipaje emocional, parientes políticos entrometidos, hijos rebeldes, mala comunicación, un cónyuge que no te apoya, etc. Todos esos desafíos son significativos y no sugerimos que Satanás esté detrás de cada dificultad. Sin embargo, el diablo se aprovechará de cualquier oportunidad. Por tal motivo, vela por tu matrimonio.

 

 

Desafío matrimonial

 
Piensa en la siguiente escena.

El esposo llega del trabajo. La esposa lo recibe con un rico té y galletitas recién horneadas, al momento que le pregunta cómo le ha ido y él responde: “Bien”. Acto seguido, él se saca los zapatos, se pone ropa ligera y enciende la televisión para escuchar noticias o deportes. A pesar de haber estado separados durante casi todo el día, las vivencias se reducen a una palabra: “Bien”. Por la noche, ya tarde, el esposo se pregunta por qué su esposa se queja de falta de intimidad. Cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia. Gary Chapman dijo: “No se puede resumir diez horas de ausencia en una sola palabra. Es necesario que aprendamos a tener momentos diarios de comunicación”.

¿La intimidad se ha vuelto monótona? ¿El desapego es la regla? ¿Ya no intentas seducir a tu pareja? ¿Boicoteas los encuentros sexuales?

Si la noche ha caído sobre tu relación puedes pedirle al Sol de Justicia (Jesucristo) que vuelva a iluminar tu matrimonio. Dile: “Jesús, que la luz perpetua y la paz completa venga a mi hogar. Necesito tu auxilio en este tiempo de oscuridad. Renuévame y dame las fuerzas para luchar por mi familia. Gracias porque sé que tú me ayudarás. Amén”.

 

 

Extraído del libro “Casados y Felices – Ramón Osorio

 

 

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Pastores Cinalli

Extraído de página web www.placeresperfectos.org

Artículo “Cuando cae la noche”

 

 

DESPUÉS DE LA INFIDELIDAD

DESPUÉS DE LA INFIDELIDAD

¿Qué Hacer Después de la Infidelidad?

Este artículo ha sido gentileza de los Pastores Cinalli, ministros de Dios dedicados a la obra de la restauración sexual y que contribuyen a la formación de matrimonios más sólidos y familias más sanas. Visite su página web “Placeres Perfectos” en (www.placeresperfectos.org).

 

Se ha dicho, y con razón, que la muerte de la pareja es menos dolorosa que la traición de ésta. La infidelidad afecta la autoestima del cónyuge víctima. Se siente confundido y descartado. Entierra sus más preciados sentimientos y deja de confiar. Sospecha de todo y se amarga. Aparece el deseo de venganza. Siente furia. Las consecuencias que se desatan son muchas y nadie quiere asumirlas. El sabio Salomón dijo: “¿Puede alguien echarse brasas en el pecho sin quemarse la ropa? ¿Puede alguien caminar sobre las brasas sin quemarse los pies? Pues tampoco quien se acuesta con la mujer ajena puede tocarla y quedar impune… Al que comete adulterio le faltan sesos; el que así actúa se destruye a sí mismo”, Proverbios 6:27-32 (NVI).

 

Meterse en la cama con una persona que no es el cónyuge es una decisión cuyos resultados nadie quiere afrontar. David podría darnos cátedra sobre este tema. Aunque tenía un harén de mujeres se obsesionó con Betsabé, esposa de un hombre de su confianza y mantuvo relaciones sexuales con ella. Dios lo amonestó por el pecado y sentenció: “No se apartará jamás de tu casa la espada”, 2º Samuel 12:10.

 

El juicio se cumplió cabalmente. El niño nacido de la relación adúltera murió. Absalón, uno de sus hijos mató a su hermano Amnón (el primogénito del rey) por violar a Tamar (otra hija del rey), 2º Samuel 13; después de un tiempo Absalón usurpó el trono a su propio padre (2º Samuel 15) y, finalmente, murió a manos de uno de los generales del ejército de David.

 

David aprendió que el camino de la infidelidad libera el mal en grados descomunales y que una vez liberado no existe forma de detenerlo. El adulterio abre la puerta al mismo infierno: violación, incesto, rebelión y asesinato en el seno de su propia familia son algunas de las consecuencias que podemos mencionar.

 

La infidelidad es como un huracán que destroza todo a su paso. Destruye relaciones, fragmenta familias y arruina futuros. Los idilios más prometedores, las pasiones más fuertes y las emociones más vibrantes en manos del amante quedan regados por personas lisiadas y futuros arruinados. Los patrimonios más estables se evaporan y las familias más firmes se dividen. No hay nada que una infidelidad no destruya. En el caso que estamos tratando todos sufrieron las consecuencias de la relación adúltera de David con Betsabé: los hijos del rey, el niño nacido de la relación ilícita y el esposo de Betsabé.

 

“El pecado es un ladrón. Roba nuestros sueños, nuestras esperanzas y nuestro gozo y no deja sino únicamente pena, tristeza, sufrimiento, remordimiento, destrucción y devastación a su paso”, Audrey Meisner. Eso es verdad, pero también es verdad que contamos con un Dios que restaura a lo grande. A pesar de los difíciles momentos que estés atravesando, ese sombrío panorama será nada cuando la gracia de Dios dé lugar a su misericordia. La restauración de tu vida y tu familia será tan grande como GRANDE es el Dios que tienes.

 

Si eres víctima de una infidelidad, situación que representa el reto más grande para un matrimonio, no existe exigencia bíblica para que sigas casado/a. Dios permite el divorcio en este caso. Sin embargo, si tu cónyuge genuinamente se ha arrepentido y está dispuesto a realizar el difícil trabajo de reconstruir la confianza, anímate a aplicar una gracia nada común. En tanto que te asiste el derecho de irte, tal vez estés abandonando una felicidad mayor y la más grande de todas las sanidades que surgirá al extender la gracia en lugar de alejarte y reclamar tu derecho. Es una senda difícil, es verdad. Es más arriesgada. Exige inmensa fe y enorme perdón. Pero las recompensas no visibles pueden ser más grandes de lo que podrías imaginarte. El divorcio no borrará el dolor ni el daño que la infidelidad te ha causado. Tú deberás sanar de cualquier manera. La cuestión es, ¿cómo y con quién vas a decidir sanar tu corazón?

 

Tiempo atrás recibimos por mail un archivo adjunto con un libro titulado Un matrimonio bajo cobertura. Unos amigos nuestros tuvieron la gentileza de compartirnos este material con la intención de que escribiéramos algunas palabras de aprobación a la editorial que estaba a punto de publicarlo. El libro es el testimonio de Audrey y Bob. Ante la infidelidad de su esposa, Bob tenía que tomar una decisión: escoger la misma ruta que habían elegido los acusadores de la mujer adúltera (Juan 8); es decir, humillar públicamente a su esposa y declarar abiertamente su pecado mientras satisfacía su propio orgullo magullado y egoísta, así como su autojusticia ofendida; o elegir la ruta que Jesús prefirió y cubrir la ofensa de su esposa para que ella fuese protegida y pudiese experimentar el perdón y la restauración. “El conflicto era grande en mi mente (dice Bob), entre hacer lo que era correcto y hacer lo que yo quería hacer. Como marido y como seguidor de Cristo, yo sabía que lo correcto era encubrir y cubrir. En ese entonces, sin embargo, mi dolor era aún tan crudo y mi herida tan viva que una gran parte de mi quería contraatacar y herir a Audrey, tanto como ella me había herido a mí. Era control con la intención oculta de castigar”.

 

El terapeuta familiar les había aconsejado orar juntos cada noche mirándose a los ojos porque existe mayor intimidad cuando se miran, se conectan y se tocan mutuamente al orar. En otras palabras, la persona con la que más intimidad tenemos es aquella con la que oramos más. Por eso es peligroso pasar más tiempo con un compañero de oración que con el propio cónyuge. Aquella primera noche después de la “bomba” que significó la confesión de ella, balbucearon juntos una oración más por obediencia al consejero que por convicción personal. Aunque todavía había mucho camino por recorrer, la sanidad había comenzado.

 

Días más tarde, el terapeuta confrontó a Bob diciéndole: “Necesito saber si serás o no el hombre de Dios que mantenga este hogar unido. Depende de ti. Lo que Audrey hizo queda en el pasado. Lo que se ha hecho, hecho está. Lo que ocurrirá de ahora en adelante depende de ti”. Bob se conmovió y, a pesar del gran dolor que sentía tomó la decisión de hacer lo humanamente posible para mantener a flote su familia. La sanidad no fue instantánea y a veces es mejor que así sea. La sanidad profunda y la limpieza a fondo requiere morir a nuestros deseos egoístas antes de que ocurra el milagro de la restauración.

 

En ese proceso hacia la sanidad, Audrey y Bob llenaron sus frágiles corazones de esperanzas aunque a veces parecían desvanecerse entre las profundas y obscuras sombras de la desesperación. “Pero también desesperadamente nos aferrábamos al más pequeñísimo de los hilos de optimismo, al más mínimo fragmento de un razonamiento que nos llevara a creer que las cosas iban a mejorar”, cuenta Bob Meisner.

 

Audrey tuvo que romper absolutamente todo contacto con el “otro” hombre. Si existe alguna esperanza o mínimo deseo de rescatar el matrimonio se debe romper la relación adúltera inmediata, deliberada y completamente.

 

Audrey aprendió cuán maléfico es el pecado: “El pecado no es algo con lo que se puede jugar. El pecado es un cáncer que no se puede mimar o ignorar. Y al igual que un cáncer físico, el pecado te matará si se le permite seguir su curso, Santiago 1:14-15. ¡Rompe ese contacto ahora mismo! No puedes restablecer el pacto mientras continúes abrazando aquello mismo que está atacando a tu pacto”.

 

El tiempo pasó y Bob había hecho una decisión delante de Dios de cubrir a su esposa, amarla y permitir que la sanidad llegara completamente. “Lentamente comencé a sanar, comencé a recordar que, como marido y padre tenía una responsabilidad delante de Dios de ser sacerdote, proveedor y protector de mi hogar. Esa es la esencia de la cobertura”.

 

Todo iba bien hasta que Bob supo que su esposa Audrey estaba embarazada del “otro”. La situación empeoró. Después de un prudente tiempo donde reordenaron sus ideas y tomaron coraje, decidieron contarlo a sus hijos. Bob reunió a su familia en una de las habitaciones, compró una manta especial con la que cubrió a su esposa y luego les dijo a sus hijos que cuando cometemos un error y nos arrepentimos Dios nos abraza, nos sostiene muy cerca y nos cubre con su infinito amor, de la misma manera que él estaba cubriendo a Audrey. Entonces procedió a decirles a los niños lo que su mamá había hecho y que, como resultado, ahora tendría un bebé. Los niños no veían el rostro de su madre mientras su padre les explicaba lo que había sucedido. Los niños recibieron mucho alivio cuando su padre dijo que no iban a separarse.

 

Una profunda paz inundó toda la habitación. Las lágrimas corrieron y todos se abrazaron sosteniéndose unos a otros. Los niños aceptaron a su nuevo hermano con entusiasmo. Bob sacó tres juguetes que había comprado y se los dio a sus hijos y les dijo que esos serían los primeros regalos que su nuevo hermanito recibiría. La familia seguía en pie. Dios los había cubierto. Bob había tenido el valor de perdonar y cubrir.

 

La familia seguía en pie. Dios los había cubierto. Bob había tenido el valor de perdonar y cubrir.

Lo que quedaba ahora era resucitar el amor perdido. ¿Cómo se hace? ¿Cómo se rescata un matrimonio devastado por la infidelidad y la traición? ¿Cómo se protege un matrimonio apaleado por el engaño? Bob y Audrey tienen la respuesta: “La clave es aprovechar el verdadero amor en su fuente sobrenatural, que es Dios. Esto requiere humildad, honestidad, entrega y obediencia a diario; permitir que Dios te lleve en tu propio viaje personal hacia la plenitud. Amar como Cristo amó es imposible si uno no está conectado a la fuente. No es natural. Todo es sobrenatural”.

 

La prueba final para Audrey fue perdonarse a sí misma. Por mucho tiempo creyó que debía seguir siendo castigada por lo que había hecho. En el fondo creía que no merecía ser totalmente libre; hasta que un día renunció a estar aferrada a ese pensamiento y aceptó el perdón divino sobre su vida.

 

Dios quiere llegar a las grietas más profundas, al dolor más intenso y sanar por medio de su amor incondicional. El veneno ponzoñoso de la amargura y la culpa se retirarán y llegará la plenitud. Si necesitas recibir esta gracia, ¡tómala para tu vida! Está disponible en este preciso instante. Acude a la cruz y deja que el amor de Cristo te cubra y te sane.

 

La liberación total de Bob y Audrey llegó cierta noche, cuando un pastor ministró profundamente a sus corazones. Bob rompió con una imagen mental que el diablo había edificado, en relación al momento en el que su esposa había concebido al bebé. Eso no lo dejaba dormir; lo torturaba por las noches. Dios liberó a Bob. Por su parte Audrey aceptó perdonarse a sí misma y reconocer que también podía ser libre de ese castigo. “Esa noche nos fundimos en un abrazo y lloramos. Ese abrazo fue único. En ese momento significativo, se recuperó el amor verdadero y sin mancha. Era una libertad como nunca antes habíamos experimentado. Después del proceso de perdón radical, Audrey instantáneamente se sintió segura y a salvo de nuevo, por primera vez en años”.

 

El testimonio de Bob y Audrey debe alentarte a creer que la restauración es posible. Dios sí perdona y sí restaura. Él rescata y sana a las personas quebrantadas y las libera a un futuro prometedor. ¡Ten esperanza! Él puede sacar belleza entre las cenizas, alegría de la tristeza y del llanto gran risa. Bob y Audrey dicen: “No importa que tan dolorosa haya sido la crisis por la que han tenido que atravesar, ustedes todavía pueden tener un matrimonio de ‘tierra prometida’. Si ambos están dispuestos a pagar el precio pueden tener un matrimonio más pleno del que tuvieron hasta ese momento”.

 

De la decisión que cada cónyuge tome depende el futuro. Siempre habrá dos opciones: exponer, culpar y terminar para siempre la relación o luchar por la restauración de matrimonio. Nosotros abogamos por la restauración. Debes luchar por tu familia y el futuro de tus hijos, ¡vamos, lucha por los sueños que alguna vez tuvieron juntos!

 

El matrimonio de Bob y Audrey volvió al trabajo pastoral y a sus audiciones televisivas. Por supuesto, no fue fácil. Muchos no creyeron que ellos podían ser restaurados en semejante ministerio. Especialmente ella fue descalificada por varios miembros del personal. Es posible que la crítica te golpee duro. Es posible que aquellos que estuvieron a tu lado te abandonen pensando que estás descalificado para el trabajo. Hay personas que simplemente no crean que la restauración completa pueda ocurrir en un matrimonio que ha sido sacudido y devastado por el adulterio.

 

Sí, es posible, pero Jesús no te abandonará. Los que pretendían ajusticiar a la mujer adúltera dejaron de incriminarla cuando Jesús los retó a escuchar la voz de su propia conciencia: “Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”, Juan 8:7 (NVI). Y dice la Biblia en Juan 8:9: “Al oír eso, los acusadores se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los de más edad, hasta que quedaron solo Jesús y la mujer en medio de la multitud”. Cuando quedó sola, Jesús estaba a su lado para consolarla y darle un nuevo comienzo.

 

No te dejes vencer por lo que otros piensan, no dejes que la opinión de los demás te destruya. La orfandad, la desdicha y la desesperanza no son tu porción en el futuro. Este es el momento de permitir que la gracia de Dios sea la que determine una nueva dirección para tu vida. Lo que tú eres no está definido por lo que la gente diga, lo que tu pasado diga ni por lo que el diablo diga. Tú puedes recibir la gracia inmerecida de Dios. Él es el único que puede determinar tu futuro. No es cuestión de merecimiento, si lo merecieras no sería gracia. Es gracia porque no se merece; se recibe. Tú eres lo que Dios determina. Tú sigues siendo la “niña de sus ojos” y eso es lo que verdaderamente vale.

 

Si tu matrimonio está roto o a punto de romperse, el testimonio de Bob y Audrey debería darte esperanzas. La restauración de Dios está disponible para cualquiera que la necesite y esté dispuesto a pagar el precio. Por supuesto que requerirá la participación de los dos, porque si uno no está dispuesto es poco lo que se puede hacer, solamente orar. Pero aun con ese “poco”, puedes luchar. “Nada es imposible para Dios y si oras nunca sabes lo que puede ocurrir. Dios puede torcer el curso de los acontecimientos y cambiar hasta la situación más imposible. No importa dónde estés ahora, Él puede levantarte más alto de lo que estuviste una vez. No importa cuán destituido estés, Él te puede rescatar; no importa cuán roto, Él puede restaurarte; no importa cuán atado, Él puede liberarte. ¡Él es Dios Todopoderoso, creador del cielo y la tierra, nuestro Redentor…!”

 

No existe adversidad que no pueda vencerse si dos seres humanos están dispuestos a perdonarse completamente, sin permitir que el pasado controle el futuro.

 

Dejemos que ellos resuman con sus propias palabras esta gran enseñanza: “Siendo el Buen Pastor que Él es, el Señor nos ha llevado de manera segura a través del valle de sombra y de muerte, a través de la miseria y el dolor, de la angustia y la tristeza, el enojo y la amargura, el rechazo y la vergüenza, de regreso a la ‘tierra prometida’ de amor y luz, de misericordia y gracia, de perdón y redención. Él nos llevó desde el árido desierto de la duda y la devastación hacia los fértiles valles de la garantía de confianza y humilde dependencia de Él. En el camino, Él nos abrió nuevas dimensiones de su naturaleza y carácter que nos han puesto en asombro sobre la grandeza y la majestad de nuestro Dios como nunca antes. El enmendó nuestras esperanzas destrozadas y restauró nuestros sueños rotos para que hoy, contra toda lógica y expectativas humanas de que suceda lo contrario, Audrey y yo disfrutemos de un matrimonio más fuerte, mejor y más brillante con amor y vida como nunca antes. Y esto no tiene nada que ver con nosotros, tiene todo que ver con Él”

 

Extraído del libro “Que tu matrimonio no se arrugue” – José Luis Cinalli

 

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Pastores Cinalli

Extraído de página web www.placeresperfectos.org

Artículo “Después de la infidelidad”

 

 

¡ADIÓS MITOS! LA VERDAD ACERCA DEL SEXO

¡ADIÓS MITOS! LA VERDAD ACERCA DEL SEXO

Eliminando los Mitos Acerca del Sexo

Este artículo ha sido gentileza de los Pastores Cinalli, ministros de Dios dedicados a la obra de la restauración sexual y que contribuyen a la formación de matrimonios más sólidos y familias más sanas. Visite su página web “Placeres Perfectos” en (www.placeresperfectos.org).

 

 

En sexualidad existen muchas mentiras. A continuación, algunas de ellas:

 

  1. Las mujeres tienen menos interés sexual que los hombres: Falso.

Se supone que los hombres piensan y están obsesionados con el sexo todo el día, todos los días. Pero eso está cambiando. El estrés cotidiano, producto de largas y extenuantes jornadas de trabajo, las preocupaciones económicas y los conflictos conyugales influyen en la respuesta erótica del hombre. Bajo estas circunstancias, la erección no es tan fácil como se supone y la creencia de que él tiene la capacidad de responder con sexo tan pronto como se presente la situación es simplemente un mito.

Si estás en la lista de aquellas mujeres que quieren más sexo que sus esposos, ahí van algunos consejitos:

 

  • Identifica qué cosas lo “encienden”.Olvídate de salir corriendo a comprar lencería. Ese cliché puede resultar contraproducente. Un hombre puede sentirse presionado por una mujer vestida con ropas eróticas. Opta por una estrategia más creativa. Organízale una actividad recreativa que disfrute y le permita desconectarse de sus preocupaciones.3

 

  • Envía mensajes sugestivos cada vez que puedas.Tomarlo de la mano al caminar, robarle un beso mientras miran una vidriera o abrazarlo en medio de una película puede encender el deseo de tu esposo mucho más de lo que imaginas. Es una movida inocente, pero está comprobado que la excitación aumenta mediante el contacto físico.
  • Asegúrate que tu esposo no esté consumiendo pornografía.El consumo de pornografía promueve la masturbación y la consiguiente separación física de su esposa. Y aunque no tuviera repercusiones sexuales, siempre bloquea la comunión con Dios, el crecimiento como pareja; a la vez que frena las bendiciones del cielo sobre el hogar.

 

  1. El tamaño sí importa. Falso.

Este mito suele ser aceptado por hombres y mujeres, por igual. Por ello surgen toda clase de alargadores y adminículos para aumentar el tamaño, al tiempo que se manifiestan complejos como resultado de la pequeñez genital. En realidad, para el hombre el tamaño no es relevante porque la zona de mayor sensibilidad está en la cabeza del pene, llamada glande. El roce de la vagina con el glande hace que el hombre tenga placer por lo que, independientemente de su tamaño, disfrutará. Por otra parte, tampoco importa el tamaño para la mujer ya que la zona de mayor sensibilidad y la que le produce más placer es la parte externa de la vagina, especialmente el clítoris.

La vagina es una cavidad virtual, solo es real cuando la mujer tiene intimidad sexual con penetración y durante el parto. La vagina tiene muy pocas terminaciones nerviosas, de ahí que posea tan poca sensibilidad; en cambio, es muy elástica por lo que puede adaptarse al tamaño del pene. En conclusión, el tamaño del miembro viril no es importante para el hombre ni para la mujer.

 

  1. Todo el mundo lo hace. Falso.

Es mentira que a todo el mundo le interesa el sexo. El 10% de las personas se considera asexual, es decir, no manifiesta deseo ni atracción erótica. Puede resultar raro para los muchos que están desbordados de pensamientos sexuales, pero es cierto. Además, en este tiempo que lo sexual ha dejado el ámbito de lo privado para transformarse en un tema mediático, publicitario y público, esto ha incidido negativamente en el vínculo sexual de las parejas estables.

 

  1. Todas las mujeres son multiorgásmicas. Falso.

El título de un artículo en una revista exclusiva para mujeres decía: “Las mujeres pueden llegar a las estrellas cuantas veces quieran”, dando a entender que pueden tener todos los orgasmos que deseen en una misma relación sexual. Esta es una verdad a medias, ya que un porcentaje ínfimo de mujeres puede tener varios orgasmos en el transcurso de una misma relación sexual.

 

He aquí algunas recomendaciones que te ayudarán, seas hombre o mujer, a disfrutar al máximo de cada encuentro íntimo:

 

  • Edifica la relación matrimonial. No existe truco erótico que funcione si tu relación de pareja está en terapia. Las interacciones negativas en el matrimonio son incompatibles con la pasión y el deseo. El trato dulce es mucho más importante que cualquier pose sexual.
  • Adopta una actitud positiva frente a lo sexual. Debes tener una actitud de entrega y disposición al placer. Recuerda que Dios ha creado el sexo para que lo puedas disfrutar junto al hombre de tu vida. No desperdicies tremenda oportunidad.
  • Entrégate por completo.No tengas miedo a la intimidad. Es imposible sentir miedo y placer al mismo tiempo. El temor es una emoción que produce cambios corporales que lo preparan para enfrentar un peligro. Se eliminan los reflejos sexuales y la sangre fluye hacia los músculos, disminuyendo en los genitales. El miedo a perder el control, a recibir críticas por parte de la pareja, a experimentar dolor en la relación, a ser oídos por otras personas o al embarazo son los temores más recurrentes.
  • Cambia los pensamientos negativos de tu mente. ¡Es increíble el poder que ejerce la mente sobre el deseo! Si la mente decide desconectarse, por más que se intente, no habrá respuesta positiva. Los sentimientos contrarios a la sexualidad, el hábito de evocar imágenes mentales negativas o recordar aspectos negativos de tu cónyuge o guardar rencor sobre acciones cometidas mucho tiempo atrás bloquean la respuesta sexual normal.

 

La recompensa no está en la meta, sino en el camino. ¡Goza de un encuentro íntimo con el amor de tu vida!

 

Extraído del libro “Casados y felices” – Ramón Osorio

 

 

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Pastores Cinalli

Extraído de página web www.placeresperfectos.org

Artículo “¡Adiós mitos! La verdad acerca del sexo”

 

 

LO PRIMERO EN PRIMER LUGAR

LO PRIMERO EN PRIMER LUGAR

¿Cómo Escoger Bien a una Pareja?

Este artículo ha sido gentileza de los Pastores Cinalli, ministros de Dios dedicados a la obra de la restauración sexual y que contribuyen a la formación de matrimonios más sólidos y familias más sanas. Visite su página web “Placeres Perfectos” en (www.placeresperfectos.org).

 

“Las relaciones no funcionan por una de las dos razones siguientes: estás con la persona adecuada pero la amas de forma equivocada o, directamente, estás con la persona equivocada”, Bárbara Angelsis.

 

De todos los factores que influyen en el éxito de una relación, el más importante radica en una elección satisfactoria. Muchas cosas podrán mejorar un matrimonio, pero ninguna sustituirá la buena elección. ¡Elige bien a tu pareja y la vida te resultará más fácil!

 

Cuando el primer y principal anhelo de uno de los miembros de la pareja es ser fiel a Dios, agradarle, servirle y proclamar su bondad; mientras que al otro no le interesan esas cosas, seguramente habrá un profundo sentimiento de soledad en esa relación: “Cuando el SEÑOR tu Dios te lleve dentro de la tierra donde estás a punto de entrar… No te unas en matrimonio con su gente. No permitas que tus hijas ni tus hijos se casen con los hijos o las hijas de esas naciones, porque ellos harán que tus hijos y tus hijas se aparten de mí para rendir culto a otros dioses. Entonces el enojo del SEÑOR arderá contra ti, y pronto te destruirá”, Deuteronomio 7:1-4 (NTV).

 

Observa cómo actuaron a los que se les ordenó no casarse con personas de otras creencias religiosas: “Así que los israelitas vivieron entre los cananeos… y se unieron en matrimonio con ellos… Y los israelitas sirvieron a los dioses de esas naciones… hicieron lo malo a los ojos del SEÑOR… Entonces el SEÑOR ardió de enojo contra Israel…”, Jueces 3:5-8 (NTV).

 

Salomón, con toda su sabiduría, incurrió en este mismo pecado casándose con cientos de mujeres paganas que desviaron su corazón de Dios. Con toda probabilidad también tú seas tentado a desobedecer en este aspecto. ¡No lo hagas! La Biblia dice: “¿Pueden dos caminar juntos sin antes ponerse de acuerdo?”, Amós 3:3 (NVI). “No se asocien íntimamente con los que son incrédulos…”, 2ª Corintios 6:14 (NTV). Aunque trates de justificar tu desobediencia: “nos amamos profundamente”, “no me prohíbe ir a la iglesia”, “es más honesto que muchos cristianos que conozco”, “nos llevamos de maravillas”, etc., todas estas excusas no resolverán las profundas fisuras a lo largo de la vida compartida. No puedes justificar lo injustificable. Un matrimonio en el que uno de sus integrantes no sea consagrado a Dios hará que la relación termine deshonrándolo. Y si Dios no es honrado por qué supones que su bendición estará sobre tu casa.

 

En Mateo 7:24-27 Jesús enseña que el éxito en la edificación está en el cimiento. Debes edificar la relación sobre la roca eterna que es Cristo. Nada, absolutamente nada es tan prioritario como cultivar una relación de amor con Dios. Una vida espiritual raquítica engendra un matrimonio enfermo y una familia descuidada. El matrimonio no demanda perfección, pero sí dependencia del Señor. El gran secreto para que un matrimonio funcione es la vida espiritual de cada uno de los contrayentes. Cuanto más cerca de Dios estén más cerca estarán uno del otro: “Si el SEÑOR no construye la casa, el trabajo de los constructores es una pérdida de tiempo…” Salmo 127:1 (NTV). Si Dios es el centro de sus vidas, también lo será de su matrimonio.

 

¿Qué características o cualidades te atrajeron de la persona que ahora es tu novio/a? ¿Qué es lo que más valoras de él o ella?

 

Extraído del libro “¡Horror! Desperté con un desconocido en mi cama: Lo que deberías saber antes de casarte” – José Luis Cinalli y Silvia Cinalli

 

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Pastores Cinalli

Extraído de página web www.placeresperfectos.org

Artículo “Lo primero en primer lugar”

 

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