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INGREDIENTES ESENCIALES PARA UN BUEN MATRIMONIO

INGREDIENTES ESENCIALES PARA UN BUEN MATRIMONIO

7 Consejos Para Que Tengas Un Matrimonio Satisfactorio

Este artículo ha sido gentileza de los Pastores Cinalli, ministros de Dios dedicados a la obra de la restauración sexual y que contribuyen a la formación de matrimonios más sólidos y familias más sanas. Visite su página web “Placeres Perfectos” en (www.placeresperfectos.org).

 


El matrimonio ha sido diseñado por Dios para que funcione y perdure en el tiempo.

 

A continuación, algunos aspectos importantes:

 

  1. Sé amigo de tu cónyuge: Cantar de los Cantares presenta al matrimonio primero como amigos y luego como amantes. La verdadera intimidad fluye de un corazón abierto y totalmente entregado al objeto de su afecto. ¿Puedes confiar en tu cónyuge completamente? ¿Eres una persona confiable para tu pareja?

 

 

  1. Adopta una actitud de servicio: “La humildad no es pensar menos de uno mismo sino pensar menos en uno mismo”, Donald Franz. Hazle saber y demuéstrale a tu pareja que te interesas más por ella que por cualquier otra cosa o persona, con excepción de Dios. Genera una atmósfera donde tu familia se sienta segura. Suple las necesidades de tu pareja. Muéstrate atento/a. Recuerda que el matrimonio duradero se edifica sobre los cimientos del sacrificio y el servicio.

 

 

  1. Ama, aunque no lo sientas: Amar es una decisión, no un sentimiento. Es algo que se hace y no algo que se siente. La esencia del amor no son los sentimientos sino el compromiso. Insistimos, las emociones jamás sostendrán un matrimonio, el compromiso sí lo hace. Busca lo mejor, piensa lo mejor y haz lo mejor para beneficiar a la persona amada. “El amor florece plenamente en una atmósfera de elogios y admiración, pero se marchita y muere en la presencia del silencio perpetuo, la indiferencia y la crítica”, Jimmy Evans.

 

 

  1. No permanezcas enojado/a: El enojo es una fuerza destructiva implacable. No hay poder curativo contra el enojo. La Biblia dice: “No se ponga el sol sobre vuestro enojo”, Efesios 4:26. El enojo se nutre de la falta de perdón. “No puedo perdonar”, “no siento perdonar”, “nunca lo perdonaré”. ¿Por qué es tan difícil perdonar? Porque queremos que las otras personas sientan y sufran lo que nosotros sentimos y sufrimos por las heridas que nos causaron, que paguen de alguna manera el daño que nos hicieron. El problema es que la justicia al ofensor no libera al ofendido. Si fuera así, todas las personas dañadas cuyos agresores están en la cárcel deberían estar libres y no lo están. Siguen esclavos de sus sentimientos de venganza. La falta de perdón produce amargura, socava las emociones, debilita las energías físicas y carcome la alegría y el gozo. Una persona enojada es el mejor candidato a la escuela de la frustración. Por donde lo mires la falta de perdón es una pésima opción. ¿Estás enojado con tu cónyuge? ¿Hay alguna persona a la que no has perdonado aun cuando pasaron los años? Dios no perdona a quien no quiere perdonar. En otras palabras, el perdón retenido nos hace enemigos de Dios y de nosotros mismos. Renuncia a la venganza. El perdón es necesario para encontrar paz y libertad personal. Deja de hacerte daño. Sé libre. “El matrimonio puede sobrevivir muchas tensiones y presiones exteriores pero pocos matrimonios sobreviven a la muerte emocional que proviene de la falta de perdón”.

 

 

  1. Huye de la tentación: La vía de escape para vencer la tentación sexual no es la oración ni el ayuno, ni siquiera la guerra espiritual. Donald Franz, en su libro En pocas palabras, nos recuerda la historia de dos grandes. Uno de ellos fue Sansón, y el otro, José. Ambos fueron puestos a prueba con la misma tentación, pero con diferentes decisiones y resultados. Ambos fueron a la cárcel, pero José salió de la prisión para dirigirse al Palacio; en cambio, Sansón salió de la prisión para ir al panteón. Conoces la razón: el verdadero éxito no consiste en conquistar a otros sino en conquistarse a uno mismo. La victoria privada precede a la victoria pública.

 

 

  1. Suple las necesidades íntimas de tu cónyuge: Por regla general, la mujer entiende amor con la palabra tiempo, caricias, regalos y gestos tiernos; en cambio, el hombre, sustituye la palabra amor con el vocablo sexo. Varón, enciende la pasión en tu esposa pasando tiempo de calidad con ella, sé respetuoso y atento, valora su vida y sus acciones. Mujer, mantén la llama de la pasión con tu entrega completa en cuerpo y alma. No manipules con sexo, no disfraces con puritanismo, religión o falsa moralidad tu desinterés sexual. Trabaja en tu intimidad, erotiza tu matrimonio. Solo tú puedes hacerlo.

 

 

  1. Nunca mientas: Pocas cosas duelen más que una mentira. ¿Has experimentado el dolor que produce una mentira proveniente de un ser querido? Qué desilusión saber que nos han engañado. Algunas personas después de haber experimentado las consecuencias de una mentira se han vueltas resentidas, gruñonas, amargadas, esquivas y distantes. Puedes edificar tu vida sobre la verdad o dañar con la mentira, solo recuerda que la confianza lleva una vida para que se construya y un instante para que se destruya.

 

 

 Desafío matrimonial

 

Elegirás una de las recomendaciones antes mencionadas para trabajar de modo personal. No la revelarás a tu pareja, sino que mostrarás con tu comportamiento la mejora que intentas hacer.

 

 ¿Permitirías que tu cónyuge te diga qué le gustaría que mejores? A continuación, tú harás lo propio con él o ella. Recuerda: usa de mucha ternura. Tu forma de hablar puede acercarte o alejarte. Más vale hablar despacio y por etapas que dar toda la información de una y acarrearse otro problema. La idea de esta última tarea se relaciona con permitir que sea “el otro” el que nos devuelva una imagen de nosotros mismos. Generalmente “los otros” ven cosas que nosotros no tenemos en cuenta.

 

Extraído del libro “Casados y felices” de Ramon Osorio

 

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Pastores Cinalli

Extraído de página web www.placeresperfectos.org

Artículo “Ingredientes Esenciales”

 

 

EL MATRIMONIO BLANCO

EL MATRIMONIO BLANCO

Cuando la Intimidad Sexual es un Problema.

Este artículo ha sido gentileza de los Pastores Cinalli, ministros de Dios dedicados a la obra de la restauración sexual y que contribuyen a la formación de matrimonios más sólidos y familias más sanas. Visite su página web “Placeres Perfectos” en (www.placeresperfectos.org).

 


 

No todas las parejas tendrán relaciones sexuales desde la primera vez que lo intenten. Es un hecho ignorado en las películas, novelas televisivas y libros románticos. Muchísimas personas se asombran frente a esta realidad y, por ello, en caso de padecerla, la ocultan.

 

Dado el impacto de los medios masivos de comunicación sobre nuestro conocimiento de todas las cosas, tendemos a pensar que aquello que vemos es lo único que existe. En ese contexto, si alguien no logra tener intimidad sexual sería una “rareza de la naturaleza” o algo peor. Entonces, por vergüenza, calla la situación fingiendo que todo funciona bien.

 

Con frecuencia hemos preguntado a los asistentes a nuestros seminarios acerca de lo que ellos creen que significa matrimonio blanco. Para nuestra sorpresa, más del 90% responde que se trata de ‘una pareja pura’, ‘de un matrimonio en santidad’ o algo parecido. Sin embargo, matrimonio blanco es aquel que no se ha consumado, es decir, aquel en el que los esposos no han tenido ni una sola relación sexual con penetración desde que se casaron. Para considerar a una pareja como matrimonio blanco o no consumado se estima arbitrariamente un tiempo de tres a cuatro meses desde la fecha del casamiento sin que logren intimidad coital.

 

 ¿Cuál es la causa de un matrimonio blanco?

 

Las causas pueden ser generales o locales. A veces puede ser una sola, en otros casos puede ser la conjunción de varias. Entre las generales podemos citar: una crianza negativa en cuanto a lo sexual, antecedente de abuso, temor al embarazo, desinformación, miedo a desgarrarse o ‘romperse’ a consecuencia de la penetración, antecedente de escuchar o ver a adultos manteniendo sexo y asociar esa experiencia al dolor y, la más frecuente de todas, el vaginismo.

 

¿Qué es el vaginismo?

 

Se denomina así a la contracción involuntaria de los músculos que rodean la vagina, tan intensa que impide la penetración del pene, lo cual imposibilita el coito. Generalmente se observa en mujeres jóvenes, al inicio de su vida sexual, con actitudes negativas hacia el sexo o con historia de abusos o trauma. Característicamente conservan el deseo y el placer sexual, pero la penetración resulta imposible. Aunque deseen con todas sus fuerzas estar con su pareja, no pueden por una respuesta corporal contraria. Es un fenómeno involuntario. No debe forzarse a una relación pensando que es un capricho o un indicador de rechazo.

 

¿Qué hacer para evitar un matrimonio blanco?

 

La forma más segura para prevenir un matrimonio blanco es por medio de la educación sexual conforme a la Palabra de Dios, lo cual incluye trabajar sobre la información con que cuenta cada contrayente y las actitudes que poseen en relación al tema. La Biblia muestra la intimidad sexual marital como una bendición de Dios y un regalo del Creador. Capítulos enteros y aun libros canónicos exaltan el amor conyugal. Ignorar o subestimar lo que dice la Biblia nos priva de una gran bendición.

 

No entender la responsabilidad que nos cabe en cuanto a la formación en materia sexual es un hecho trágico porque muchos de los problemas conyugales nacen ‘en la cama’ y trascienden a otras áreas.

 

Errores evitables

 

Efectuar un corte de los músculos perivaginales no resuelve el problema, pero agrega otro: una vagina amplia, con sensibilidad alterada y sin respuesta muscular. En los matrimonios no consumados, la solución no es, ni será, el corte de los músculos de la entrada vaginal.

 

¿Tiene solución un matrimonio blanco o no consumado?

 

La respuesta es un absoluto sí, pero deben buscar ayuda especializada (en algunos casos hemos constatado que la lectura del libro Secretos del Dormitorio ha sido suficiente para comenzar el proceso de desensibilización con la consiguiente resolución de la disfunción sexual).

 

Si en un corto período de tiempo (un mes aproximadamente) no logran superar el problema con las técnicas recomendadas en el libro antes citado, deben acudir a un sexólogo/a.

 

Muchas parejas creen que el tiempo resolverá el problema, pero eso no es verdad. En el 63% de los casos la consulta se realiza entre los tres y seis años de comenzado el vínculo, generalmente cuando desean tener un hijo. En EE.UU. se estima que el 5% de los problemas de infertilidad tiene, como causa, un matrimonio no consumado.

 

¿Qué significa vaginismo secundario?

 

Es la contracción involuntaria que puede presentar una mujer luego de haber tenido intimidad sexual con penetración. Puede presentarse como consecuencia de un trauma (antecedente de violación, infecciones en la zona genital, trauma por el parto, secuela de una cirugía, etc.), infidelidad conyugal, rencores por problemas no superados en el seno de la pareja, etc.

 

Se impone el mismo tratamiento que en el caso de vaginismo primario. La única diferencia es que, en el caso del vaginismo secundario, tiene que resolverse la situación de base para luego proceder a la terapia propia del vaginismo.

 

Por último, queremos decirte que si estás pasando por este problema, si te has identificado con todo lo expuesto anteriormente, no dudes en escribirnos info@placeresperfectos.com.ar para pedir ayuda. Dios anhela que puedas vencer todo obstáculo y vivas una sexualidad plena en el vínculo del amor conyugal.

 

Extraído del libro “Consejos íntimos” – José Luis Cinalli y Silvia Cinalli

 

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Pastores Cinalli

Extraído de página web www.placeresperfectos.org

Artículo “El matrimonio blanco”

 

 

AMOR EN TIEMPOS DE INTERNET

AMOR EN TIEMPOS DE INTERNET

Cuando el Internet Resulta Peligroso para la Paz del Matrimonio.

Este artículo ha sido gentileza de los Pastores Cinalli, ministros de Dios dedicados a la obra de la restauración sexual y que contribuyen a la formación de matrimonios más sólidos y familias más sanas. Visite su página web “Placeres Perfectos” en (www.placeresperfectos.org).

 

 

Muchas personas que flirtean en Internet no sienten que están siendo infieles a sus parejas. Sus parejas, en cambio, piensan todo lo contrario.

 

¿Qué es la infidelidad? ¿Basta con pensar en otra persona, con desearla? ¿Es peor enamorarse de alguien o acostarse? La traición, ¿comienza en la mentira o en el contacto físico con otra persona?

 

Jesús dejó bien en claro que en el adulterio no es necesario involucrar los genitales. “Pero ahora yo les aseguro que si un hombre mira a otra mujer con el deseo de tener relaciones sexuales con ella, ya fue infiel en su corazón”, Mateo 5:28 (TLA). Los ‘encuentros cercanos’ (abrazos, besos y caricias), las conversaciones íntimas, tomar un trago solos y a extrañas horas, las llamadas telefónicas inoportunas o demasiado tiempo compartido en Internet con una persona diferente al cónyuge constituyen una traición. No se ha llegado necesariamente al coito, pero existe un lazo emocional que pone en peligro el vínculo marital.

 

Igualmente constituiría infidelidad el hecho de que alguien esté físicamente con su cónyuge, pero excitándose con los recuerdos de otras personas. El consumo de pornografía alienta este tipo de comportamiento. La pornografía genera deseos sexuales que llevan al cónyuge a tener sexo con su pareja pensando en sus fantasías. No está ‘presente’ durante la relación sino que se excita con actividades sexuales que ha visto, ha soñado o ha vivido en el pasado. Sus fantasías son más agradables que sus experiencias en la recámara matrimonial.

 

El concepto bíblico de la fidelidad se puede sintetizar de la siguiente manera: “Para siempre, en cuerpo y alma, sin malos pensamientos ni deseos por otras personas”.

 

Muchas parejas continúan con el matrimonio, aunque no sea lo que soñaron o esperaron, mientras se refugian en una vida alterna de fantasías. Mantienen el matrimonio sin percatarse de que sus pensamientos alimentados por la pornografía en los hombres y por las novelas románticas en las mujeres, han dejado desprotegido y vulnerable al matrimonio.

 

Ya no se extraña al otro, ya no se suspira por su presencia, ya no se siente su ausencia. Aparece una especie de embotamiento; si él o ella están, o no, da lo mismo. Cada uno de ellos siente que vive ‘en paz’ cuando está solo/a, y agobiado/a cuando comparte el espacio con su pareja. Las críticas mordaces y los insultos solapados son la forma de relacionamiento diario. La intimidad es rutinaria, espaciada y poco gratificante. “Normalmente cuando una pareja pasa por una etapa de desencanto y la rutina se instaura como pauta de funcionamiento, crece la posibilidad de la infidelidad emocional. Si solo deseo que llegue el lunes para poder verlo/a en el trabajo, si constantemente quiero hablar o chequear el e-mail para ver si me ha escrito, significa que el fuego está cerca. Aquí puede surgir el engaño, la culpa y el remordimiento”.

 

Hoy en día se permanece mucho más tiempo en el trabajo que con el cónyuge. Este medio facilita las amistades especiales; es decir, personas con las que da gusto hablar, trabajar y relacionarse de modo más directo. Comienzan los coqueteos, las insinuaciones y conversaciones íntimas y privadas, las que, finalmente provocarán conexiones emocionales muy fuertes. Como dijo Catherine Deneuve: “Un flirteo es como una pastilla. Nadie puede predecir exactamente sus efectos secundarios”. Salomón lo dijo así: “La sabiduría te librará de la mujer (persona) inmoral, de las palabras seductoras de la mujer (persona) promiscua… Entrar a su casa lleva a la muerte, es el camino a la tumba”, Proverbios 2:16-18 (NTV) énfasis del autor.

 

Toda persona quiere que su cónyuge sea leal, tanto en acciones como en pensamientos. La infidelidad destruye el matrimonio o hace que la reconstrucción después del adulterio sea un verdadero milagro. El matrimonio es el único ámbito en que Dios bendice las relaciones sexuales. Dentro de los límites del matrimonio la unión sexual debiera ser una verdadera dicha.

 

Por medio de este capítulo Dios mismo quiere hablarte, ¿cuál será tu respuesta frente al dilema que plantea la fidelidad? ¿Existen conductas que corregir, pecados del pensamiento que confesar o, tal vez, lazos emocionales que cortar? Recuerda que diste tu palabra y estableciste pacto con tu cónyuge. Una decisión tan importante debería significar algo. Un hecho tan trascendental de tu vida, como es tu matrimonio, debería moverte a actuar de modo que hagas lo que prometiste hacer.

 

Alguien dijo una vez y con mucha razón: “Si mantienes tus votos de fidelidad, éstos mantendrán tu matrimonio”.

 

 

Extraído del libro “Que tu matrimonio no se arrugue” – José Luis Cinalli

 

 

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Pastores Cinalli

Extraído de página web www.placeresperfectos.org

Artículo “Amor en tiempos de Internet”

 

 

 

CUANDO CAE LA NOCHE

CUANDO CAE LA NOCHE

Cuando Descuidamos Nuestra Relación de Pareja

Este artículo ha sido gentileza de los Pastores Cinalli, ministros de Dios dedicados a la obra de la restauración sexual y que contribuyen a la formación de matrimonios más sólidos y familias más sanas. Visite su página web “Placeres Perfectos” en (www.placeresperfectos.org).

 

Días atrás descubrimos que las luces traseras de nuestro automóvil quedaban encendidas aun cuando nadie apretaba el freno. Por temor a que se agotara la batería decidí desconectar el bulbo que controla dicho mecanismo (escribe José Luis). Ahora puedo conducir y frenar con la única salvedad que no se encienden las luces rojas correspondientes. Esto trae un peligro asociado, ya que los automovilistas que vienen detrás no saben cuándo freno y eso podría terminar en un desastre. Si no arreglo pronto el desperfecto podría estar en serios problemas.

 

De la misma manera muchos matrimonios simulan andar sin problemas por la vida pero esconden ‘desperfectos’ que podrían, a la postre, ocasionar un desastre mayúsculo a la relación. He aquí algunos de ellos:

 

  • Postergación de las relaciones íntimasTener relaciones sexuales no significa que exista un vínculo matrimonial sano, pero la interrupción brusca o el distanciamiento paulatino podría significar una advertencia de decadencia. Por regla general, una pareja debe funcionar bien fuera de la cama para asegurar una intimidad gratificante para ambos. En otras palabras, problemas fuera del dormitorio ocasionan problemas dentro del dormitorio.“Si el sexo se encuentra solo en el cuerpo, es una urgencia biológica; si aparece únicamente en el intelecto, es una obsesión; si está en el corazón, es una prueba más de que el amor existe. Si no se siente en ningún lado, es patología, alarma general”, Enrique Mariscal.

 

  • Escasa comunicación.La queja más frecuente de toda mujer es que su esposo no la escucha. Una investigación concluyó diciendo que toda mujer tiene 17 segundos de atención máxima de su pareja antes de que se desconecte. Lo que no logra decir en ese breve tiempo no será escuchado después. Los hombres, en general, hablan menos y, cuando lo hacen, comparten información, a diferencia de la mujer que habla con más palabras y comparte sentimientos. El hombre es por naturaleza un ‘solucionador’ de problemas. Trata de ‘arreglar’ a todo el mundo, incluyendo a su esposa. Lo que no sabe es que cuando una mujer comparte lo que siente no significa que busque una solución sino un oído dispuesto a escuchar. La relación matrimonial mejoraría consistentemente si el esposo escuchara más y opinara menos. Si tu pareja observa que inviertes tiempo de calidad en la relación, será más sensible a tus propias necesidades. Recuerda: tu matrimonio será tan bueno como la comunicación que tengas con tu cónyuge.

 

  • Descuido de la apariencia física.Por regla general la mujer suele ‘producirse’ a fin de ‘conquistar’, pero una vez casada descuida su dieta y su físico. Lo mismo sucede con los hombres. Sin embargo, hombres y mujeres responden mejor al galanteo cuando su pareja está aseada, perfumada, arreglada y bien vestida. Si notas que tu pareja se ha descuidado o tú lo has hecho, atrévete a cambiar y anima con tu ejemplo a que tu compañero/a también lo haga.

 

  • Desapego en las expresiones de cariño.Una investigación deja ver que los novios se tocan significativamente más de 37 veces por día; en cambio, los casados lo hacen con menos asiduidad conforme pasa el tiempo. El romanticismo no debería ser propiedad exclusiva del noviazgo. La falta de expresiones de este tipo condena al matrimonio a la monotonía, a la mediocridad, y esto a la larga, termina con el erotismo.

 

  • Falta de respeto.Las palabras irreflexivas pueden originar heridas profundas. Nada duele más que una palabra airada. El mostrar desacuerdo con tu pareja no te habilita para ofenderla. Sé suave al comunicar tu disgusto. No lastimes el alma. Podrás disculparte con lágrimas, pero nada quitará el daño ocasionado.

 

  • Desinterés en la relación con Dios.Si hay alguien que quiere que tu matrimonio prospere, ese es Dios; y si hay alguien que buscará por todos los medios que tu matrimonio naufrague, ese es el diablo. Charles Swindoll cuenta acerca de una experiencia escalofriante que le tocó vivir a una dama de su iglesia mientras viajaba en un avión. Cuando sirvieron la comida, ella notó que el hombre que estaba a su lado no comió la suya. Mientras los demás comían, él periódicamente agachaba su cabeza y cerraba sus ojos, al parecer en oración. Cuando las auxiliares de vuelo recogieron las bandejas vacías, él entregó la suya sin tocarla. Ella le dijo: “Noté que usted estaba orando. ¿Es cristiano?”. El respondió: “No; en realidad soy satanista. Esperamos ver que los matrimonios de cien líderes cristianos fracasen este año. Estamos ayunando y orando a Satanás con ese propósito”. Allí está el verdadero enemigo. Tal vez pienses que tus problemas maritales surgieron por un pasado trágico, dificultades financieras, excesivo equipaje emocional, parientes políticos entrometidos, hijos rebeldes, mala comunicación, un cónyuge que no te apoya, etc. Todos esos desafíos son significativos y no sugerimos que Satanás esté detrás de cada dificultad. Sin embargo, el diablo se aprovechará de cualquier oportunidad. Por tal motivo, vela por tu matrimonio.

 

 

Desafío matrimonial

 
Piensa en la siguiente escena.

El esposo llega del trabajo. La esposa lo recibe con un rico té y galletitas recién horneadas, al momento que le pregunta cómo le ha ido y él responde: “Bien”. Acto seguido, él se saca los zapatos, se pone ropa ligera y enciende la televisión para escuchar noticias o deportes. A pesar de haber estado separados durante casi todo el día, las vivencias se reducen a una palabra: “Bien”. Por la noche, ya tarde, el esposo se pregunta por qué su esposa se queja de falta de intimidad. Cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia. Gary Chapman dijo: “No se puede resumir diez horas de ausencia en una sola palabra. Es necesario que aprendamos a tener momentos diarios de comunicación”.

¿La intimidad se ha vuelto monótona? ¿El desapego es la regla? ¿Ya no intentas seducir a tu pareja? ¿Boicoteas los encuentros sexuales?

Si la noche ha caído sobre tu relación puedes pedirle al Sol de Justicia (Jesucristo) que vuelva a iluminar tu matrimonio. Dile: “Jesús, que la luz perpetua y la paz completa venga a mi hogar. Necesito tu auxilio en este tiempo de oscuridad. Renuévame y dame las fuerzas para luchar por mi familia. Gracias porque sé que tú me ayudarás. Amén”.

 

 

Extraído del libro “Casados y Felices – Ramón Osorio

 

 

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Pastores Cinalli

Extraído de página web www.placeresperfectos.org

Artículo “Cuando cae la noche”

 

 

DESPUÉS DE LA INFIDELIDAD

DESPUÉS DE LA INFIDELIDAD

¿Qué Hacer Después de la Infidelidad?

Este artículo ha sido gentileza de los Pastores Cinalli, ministros de Dios dedicados a la obra de la restauración sexual y que contribuyen a la formación de matrimonios más sólidos y familias más sanas. Visite su página web “Placeres Perfectos” en (www.placeresperfectos.org).

 

Se ha dicho, y con razón, que la muerte de la pareja es menos dolorosa que la traición de ésta. La infidelidad afecta la autoestima del cónyuge víctima. Se siente confundido y descartado. Entierra sus más preciados sentimientos y deja de confiar. Sospecha de todo y se amarga. Aparece el deseo de venganza. Siente furia. Las consecuencias que se desatan son muchas y nadie quiere asumirlas. El sabio Salomón dijo: “¿Puede alguien echarse brasas en el pecho sin quemarse la ropa? ¿Puede alguien caminar sobre las brasas sin quemarse los pies? Pues tampoco quien se acuesta con la mujer ajena puede tocarla y quedar impune… Al que comete adulterio le faltan sesos; el que así actúa se destruye a sí mismo”, Proverbios 6:27-32 (NVI).

 

Meterse en la cama con una persona que no es el cónyuge es una decisión cuyos resultados nadie quiere afrontar. David podría darnos cátedra sobre este tema. Aunque tenía un harén de mujeres se obsesionó con Betsabé, esposa de un hombre de su confianza y mantuvo relaciones sexuales con ella. Dios lo amonestó por el pecado y sentenció: “No se apartará jamás de tu casa la espada”, 2º Samuel 12:10.

 

El juicio se cumplió cabalmente. El niño nacido de la relación adúltera murió. Absalón, uno de sus hijos mató a su hermano Amnón (el primogénito del rey) por violar a Tamar (otra hija del rey), 2º Samuel 13; después de un tiempo Absalón usurpó el trono a su propio padre (2º Samuel 15) y, finalmente, murió a manos de uno de los generales del ejército de David.

 

David aprendió que el camino de la infidelidad libera el mal en grados descomunales y que una vez liberado no existe forma de detenerlo. El adulterio abre la puerta al mismo infierno: violación, incesto, rebelión y asesinato en el seno de su propia familia son algunas de las consecuencias que podemos mencionar.

 

La infidelidad es como un huracán que destroza todo a su paso. Destruye relaciones, fragmenta familias y arruina futuros. Los idilios más prometedores, las pasiones más fuertes y las emociones más vibrantes en manos del amante quedan regados por personas lisiadas y futuros arruinados. Los patrimonios más estables se evaporan y las familias más firmes se dividen. No hay nada que una infidelidad no destruya. En el caso que estamos tratando todos sufrieron las consecuencias de la relación adúltera de David con Betsabé: los hijos del rey, el niño nacido de la relación ilícita y el esposo de Betsabé.

 

“El pecado es un ladrón. Roba nuestros sueños, nuestras esperanzas y nuestro gozo y no deja sino únicamente pena, tristeza, sufrimiento, remordimiento, destrucción y devastación a su paso”, Audrey Meisner. Eso es verdad, pero también es verdad que contamos con un Dios que restaura a lo grande. A pesar de los difíciles momentos que estés atravesando, ese sombrío panorama será nada cuando la gracia de Dios dé lugar a su misericordia. La restauración de tu vida y tu familia será tan grande como GRANDE es el Dios que tienes.

 

Si eres víctima de una infidelidad, situación que representa el reto más grande para un matrimonio, no existe exigencia bíblica para que sigas casado/a. Dios permite el divorcio en este caso. Sin embargo, si tu cónyuge genuinamente se ha arrepentido y está dispuesto a realizar el difícil trabajo de reconstruir la confianza, anímate a aplicar una gracia nada común. En tanto que te asiste el derecho de irte, tal vez estés abandonando una felicidad mayor y la más grande de todas las sanidades que surgirá al extender la gracia en lugar de alejarte y reclamar tu derecho. Es una senda difícil, es verdad. Es más arriesgada. Exige inmensa fe y enorme perdón. Pero las recompensas no visibles pueden ser más grandes de lo que podrías imaginarte. El divorcio no borrará el dolor ni el daño que la infidelidad te ha causado. Tú deberás sanar de cualquier manera. La cuestión es, ¿cómo y con quién vas a decidir sanar tu corazón?

 

Tiempo atrás recibimos por mail un archivo adjunto con un libro titulado Un matrimonio bajo cobertura. Unos amigos nuestros tuvieron la gentileza de compartirnos este material con la intención de que escribiéramos algunas palabras de aprobación a la editorial que estaba a punto de publicarlo. El libro es el testimonio de Audrey y Bob. Ante la infidelidad de su esposa, Bob tenía que tomar una decisión: escoger la misma ruta que habían elegido los acusadores de la mujer adúltera (Juan 8); es decir, humillar públicamente a su esposa y declarar abiertamente su pecado mientras satisfacía su propio orgullo magullado y egoísta, así como su autojusticia ofendida; o elegir la ruta que Jesús prefirió y cubrir la ofensa de su esposa para que ella fuese protegida y pudiese experimentar el perdón y la restauración. “El conflicto era grande en mi mente (dice Bob), entre hacer lo que era correcto y hacer lo que yo quería hacer. Como marido y como seguidor de Cristo, yo sabía que lo correcto era encubrir y cubrir. En ese entonces, sin embargo, mi dolor era aún tan crudo y mi herida tan viva que una gran parte de mi quería contraatacar y herir a Audrey, tanto como ella me había herido a mí. Era control con la intención oculta de castigar”.

 

El terapeuta familiar les había aconsejado orar juntos cada noche mirándose a los ojos porque existe mayor intimidad cuando se miran, se conectan y se tocan mutuamente al orar. En otras palabras, la persona con la que más intimidad tenemos es aquella con la que oramos más. Por eso es peligroso pasar más tiempo con un compañero de oración que con el propio cónyuge. Aquella primera noche después de la “bomba” que significó la confesión de ella, balbucearon juntos una oración más por obediencia al consejero que por convicción personal. Aunque todavía había mucho camino por recorrer, la sanidad había comenzado.

 

Días más tarde, el terapeuta confrontó a Bob diciéndole: “Necesito saber si serás o no el hombre de Dios que mantenga este hogar unido. Depende de ti. Lo que Audrey hizo queda en el pasado. Lo que se ha hecho, hecho está. Lo que ocurrirá de ahora en adelante depende de ti”. Bob se conmovió y, a pesar del gran dolor que sentía tomó la decisión de hacer lo humanamente posible para mantener a flote su familia. La sanidad no fue instantánea y a veces es mejor que así sea. La sanidad profunda y la limpieza a fondo requiere morir a nuestros deseos egoístas antes de que ocurra el milagro de la restauración.

 

En ese proceso hacia la sanidad, Audrey y Bob llenaron sus frágiles corazones de esperanzas aunque a veces parecían desvanecerse entre las profundas y obscuras sombras de la desesperación. “Pero también desesperadamente nos aferrábamos al más pequeñísimo de los hilos de optimismo, al más mínimo fragmento de un razonamiento que nos llevara a creer que las cosas iban a mejorar”, cuenta Bob Meisner.

 

Audrey tuvo que romper absolutamente todo contacto con el “otro” hombre. Si existe alguna esperanza o mínimo deseo de rescatar el matrimonio se debe romper la relación adúltera inmediata, deliberada y completamente.

 

Audrey aprendió cuán maléfico es el pecado: “El pecado no es algo con lo que se puede jugar. El pecado es un cáncer que no se puede mimar o ignorar. Y al igual que un cáncer físico, el pecado te matará si se le permite seguir su curso, Santiago 1:14-15. ¡Rompe ese contacto ahora mismo! No puedes restablecer el pacto mientras continúes abrazando aquello mismo que está atacando a tu pacto”.

 

El tiempo pasó y Bob había hecho una decisión delante de Dios de cubrir a su esposa, amarla y permitir que la sanidad llegara completamente. “Lentamente comencé a sanar, comencé a recordar que, como marido y padre tenía una responsabilidad delante de Dios de ser sacerdote, proveedor y protector de mi hogar. Esa es la esencia de la cobertura”.

 

Todo iba bien hasta que Bob supo que su esposa Audrey estaba embarazada del “otro”. La situación empeoró. Después de un prudente tiempo donde reordenaron sus ideas y tomaron coraje, decidieron contarlo a sus hijos. Bob reunió a su familia en una de las habitaciones, compró una manta especial con la que cubrió a su esposa y luego les dijo a sus hijos que cuando cometemos un error y nos arrepentimos Dios nos abraza, nos sostiene muy cerca y nos cubre con su infinito amor, de la misma manera que él estaba cubriendo a Audrey. Entonces procedió a decirles a los niños lo que su mamá había hecho y que, como resultado, ahora tendría un bebé. Los niños no veían el rostro de su madre mientras su padre les explicaba lo que había sucedido. Los niños recibieron mucho alivio cuando su padre dijo que no iban a separarse.

 

Una profunda paz inundó toda la habitación. Las lágrimas corrieron y todos se abrazaron sosteniéndose unos a otros. Los niños aceptaron a su nuevo hermano con entusiasmo. Bob sacó tres juguetes que había comprado y se los dio a sus hijos y les dijo que esos serían los primeros regalos que su nuevo hermanito recibiría. La familia seguía en pie. Dios los había cubierto. Bob había tenido el valor de perdonar y cubrir.

 

La familia seguía en pie. Dios los había cubierto. Bob había tenido el valor de perdonar y cubrir.

Lo que quedaba ahora era resucitar el amor perdido. ¿Cómo se hace? ¿Cómo se rescata un matrimonio devastado por la infidelidad y la traición? ¿Cómo se protege un matrimonio apaleado por el engaño? Bob y Audrey tienen la respuesta: “La clave es aprovechar el verdadero amor en su fuente sobrenatural, que es Dios. Esto requiere humildad, honestidad, entrega y obediencia a diario; permitir que Dios te lleve en tu propio viaje personal hacia la plenitud. Amar como Cristo amó es imposible si uno no está conectado a la fuente. No es natural. Todo es sobrenatural”.

 

La prueba final para Audrey fue perdonarse a sí misma. Por mucho tiempo creyó que debía seguir siendo castigada por lo que había hecho. En el fondo creía que no merecía ser totalmente libre; hasta que un día renunció a estar aferrada a ese pensamiento y aceptó el perdón divino sobre su vida.

 

Dios quiere llegar a las grietas más profundas, al dolor más intenso y sanar por medio de su amor incondicional. El veneno ponzoñoso de la amargura y la culpa se retirarán y llegará la plenitud. Si necesitas recibir esta gracia, ¡tómala para tu vida! Está disponible en este preciso instante. Acude a la cruz y deja que el amor de Cristo te cubra y te sane.

 

La liberación total de Bob y Audrey llegó cierta noche, cuando un pastor ministró profundamente a sus corazones. Bob rompió con una imagen mental que el diablo había edificado, en relación al momento en el que su esposa había concebido al bebé. Eso no lo dejaba dormir; lo torturaba por las noches. Dios liberó a Bob. Por su parte Audrey aceptó perdonarse a sí misma y reconocer que también podía ser libre de ese castigo. “Esa noche nos fundimos en un abrazo y lloramos. Ese abrazo fue único. En ese momento significativo, se recuperó el amor verdadero y sin mancha. Era una libertad como nunca antes habíamos experimentado. Después del proceso de perdón radical, Audrey instantáneamente se sintió segura y a salvo de nuevo, por primera vez en años”.

 

El testimonio de Bob y Audrey debe alentarte a creer que la restauración es posible. Dios sí perdona y sí restaura. Él rescata y sana a las personas quebrantadas y las libera a un futuro prometedor. ¡Ten esperanza! Él puede sacar belleza entre las cenizas, alegría de la tristeza y del llanto gran risa. Bob y Audrey dicen: “No importa que tan dolorosa haya sido la crisis por la que han tenido que atravesar, ustedes todavía pueden tener un matrimonio de ‘tierra prometida’. Si ambos están dispuestos a pagar el precio pueden tener un matrimonio más pleno del que tuvieron hasta ese momento”.

 

De la decisión que cada cónyuge tome depende el futuro. Siempre habrá dos opciones: exponer, culpar y terminar para siempre la relación o luchar por la restauración de matrimonio. Nosotros abogamos por la restauración. Debes luchar por tu familia y el futuro de tus hijos, ¡vamos, lucha por los sueños que alguna vez tuvieron juntos!

 

El matrimonio de Bob y Audrey volvió al trabajo pastoral y a sus audiciones televisivas. Por supuesto, no fue fácil. Muchos no creyeron que ellos podían ser restaurados en semejante ministerio. Especialmente ella fue descalificada por varios miembros del personal. Es posible que la crítica te golpee duro. Es posible que aquellos que estuvieron a tu lado te abandonen pensando que estás descalificado para el trabajo. Hay personas que simplemente no crean que la restauración completa pueda ocurrir en un matrimonio que ha sido sacudido y devastado por el adulterio.

 

Sí, es posible, pero Jesús no te abandonará. Los que pretendían ajusticiar a la mujer adúltera dejaron de incriminarla cuando Jesús los retó a escuchar la voz de su propia conciencia: “Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”, Juan 8:7 (NVI). Y dice la Biblia en Juan 8:9: “Al oír eso, los acusadores se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los de más edad, hasta que quedaron solo Jesús y la mujer en medio de la multitud”. Cuando quedó sola, Jesús estaba a su lado para consolarla y darle un nuevo comienzo.

 

No te dejes vencer por lo que otros piensan, no dejes que la opinión de los demás te destruya. La orfandad, la desdicha y la desesperanza no son tu porción en el futuro. Este es el momento de permitir que la gracia de Dios sea la que determine una nueva dirección para tu vida. Lo que tú eres no está definido por lo que la gente diga, lo que tu pasado diga ni por lo que el diablo diga. Tú puedes recibir la gracia inmerecida de Dios. Él es el único que puede determinar tu futuro. No es cuestión de merecimiento, si lo merecieras no sería gracia. Es gracia porque no se merece; se recibe. Tú eres lo que Dios determina. Tú sigues siendo la “niña de sus ojos” y eso es lo que verdaderamente vale.

 

Si tu matrimonio está roto o a punto de romperse, el testimonio de Bob y Audrey debería darte esperanzas. La restauración de Dios está disponible para cualquiera que la necesite y esté dispuesto a pagar el precio. Por supuesto que requerirá la participación de los dos, porque si uno no está dispuesto es poco lo que se puede hacer, solamente orar. Pero aun con ese “poco”, puedes luchar. “Nada es imposible para Dios y si oras nunca sabes lo que puede ocurrir. Dios puede torcer el curso de los acontecimientos y cambiar hasta la situación más imposible. No importa dónde estés ahora, Él puede levantarte más alto de lo que estuviste una vez. No importa cuán destituido estés, Él te puede rescatar; no importa cuán roto, Él puede restaurarte; no importa cuán atado, Él puede liberarte. ¡Él es Dios Todopoderoso, creador del cielo y la tierra, nuestro Redentor…!”

 

No existe adversidad que no pueda vencerse si dos seres humanos están dispuestos a perdonarse completamente, sin permitir que el pasado controle el futuro.

 

Dejemos que ellos resuman con sus propias palabras esta gran enseñanza: “Siendo el Buen Pastor que Él es, el Señor nos ha llevado de manera segura a través del valle de sombra y de muerte, a través de la miseria y el dolor, de la angustia y la tristeza, el enojo y la amargura, el rechazo y la vergüenza, de regreso a la ‘tierra prometida’ de amor y luz, de misericordia y gracia, de perdón y redención. Él nos llevó desde el árido desierto de la duda y la devastación hacia los fértiles valles de la garantía de confianza y humilde dependencia de Él. En el camino, Él nos abrió nuevas dimensiones de su naturaleza y carácter que nos han puesto en asombro sobre la grandeza y la majestad de nuestro Dios como nunca antes. El enmendó nuestras esperanzas destrozadas y restauró nuestros sueños rotos para que hoy, contra toda lógica y expectativas humanas de que suceda lo contrario, Audrey y yo disfrutemos de un matrimonio más fuerte, mejor y más brillante con amor y vida como nunca antes. Y esto no tiene nada que ver con nosotros, tiene todo que ver con Él”

 

Extraído del libro “Que tu matrimonio no se arrugue” – José Luis Cinalli

 

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Pastores Cinalli

Extraído de página web www.placeresperfectos.org

Artículo “Después de la infidelidad”

 

 

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