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INGREDIENTES ESENCIALES PARA UN BUEN MATRIMONIO

INGREDIENTES ESENCIALES PARA UN BUEN MATRIMONIO

7 Consejos Para Que Tengas Un Matrimonio Satisfactorio

Este artículo ha sido gentileza de los Pastores Cinalli, ministros de Dios dedicados a la obra de la restauración sexual y que contribuyen a la formación de matrimonios más sólidos y familias más sanas. Visite su página web “Placeres Perfectos” en (www.placeresperfectos.org).

 


El matrimonio ha sido diseñado por Dios para que funcione y perdure en el tiempo.

 

A continuación, algunos aspectos importantes:

 

  1. Sé amigo de tu cónyuge: Cantar de los Cantares presenta al matrimonio primero como amigos y luego como amantes. La verdadera intimidad fluye de un corazón abierto y totalmente entregado al objeto de su afecto. ¿Puedes confiar en tu cónyuge completamente? ¿Eres una persona confiable para tu pareja?

 

 

  1. Adopta una actitud de servicio: “La humildad no es pensar menos de uno mismo sino pensar menos en uno mismo”, Donald Franz. Hazle saber y demuéstrale a tu pareja que te interesas más por ella que por cualquier otra cosa o persona, con excepción de Dios. Genera una atmósfera donde tu familia se sienta segura. Suple las necesidades de tu pareja. Muéstrate atento/a. Recuerda que el matrimonio duradero se edifica sobre los cimientos del sacrificio y el servicio.

 

 

  1. Ama, aunque no lo sientas: Amar es una decisión, no un sentimiento. Es algo que se hace y no algo que se siente. La esencia del amor no son los sentimientos sino el compromiso. Insistimos, las emociones jamás sostendrán un matrimonio, el compromiso sí lo hace. Busca lo mejor, piensa lo mejor y haz lo mejor para beneficiar a la persona amada. “El amor florece plenamente en una atmósfera de elogios y admiración, pero se marchita y muere en la presencia del silencio perpetuo, la indiferencia y la crítica”, Jimmy Evans.

 

 

  1. No permanezcas enojado/a: El enojo es una fuerza destructiva implacable. No hay poder curativo contra el enojo. La Biblia dice: “No se ponga el sol sobre vuestro enojo”, Efesios 4:26. El enojo se nutre de la falta de perdón. “No puedo perdonar”, “no siento perdonar”, “nunca lo perdonaré”. ¿Por qué es tan difícil perdonar? Porque queremos que las otras personas sientan y sufran lo que nosotros sentimos y sufrimos por las heridas que nos causaron, que paguen de alguna manera el daño que nos hicieron. El problema es que la justicia al ofensor no libera al ofendido. Si fuera así, todas las personas dañadas cuyos agresores están en la cárcel deberían estar libres y no lo están. Siguen esclavos de sus sentimientos de venganza. La falta de perdón produce amargura, socava las emociones, debilita las energías físicas y carcome la alegría y el gozo. Una persona enojada es el mejor candidato a la escuela de la frustración. Por donde lo mires la falta de perdón es una pésima opción. ¿Estás enojado con tu cónyuge? ¿Hay alguna persona a la que no has perdonado aun cuando pasaron los años? Dios no perdona a quien no quiere perdonar. En otras palabras, el perdón retenido nos hace enemigos de Dios y de nosotros mismos. Renuncia a la venganza. El perdón es necesario para encontrar paz y libertad personal. Deja de hacerte daño. Sé libre. “El matrimonio puede sobrevivir muchas tensiones y presiones exteriores pero pocos matrimonios sobreviven a la muerte emocional que proviene de la falta de perdón”.

 

 

  1. Huye de la tentación: La vía de escape para vencer la tentación sexual no es la oración ni el ayuno, ni siquiera la guerra espiritual. Donald Franz, en su libro En pocas palabras, nos recuerda la historia de dos grandes. Uno de ellos fue Sansón, y el otro, José. Ambos fueron puestos a prueba con la misma tentación, pero con diferentes decisiones y resultados. Ambos fueron a la cárcel, pero José salió de la prisión para dirigirse al Palacio; en cambio, Sansón salió de la prisión para ir al panteón. Conoces la razón: el verdadero éxito no consiste en conquistar a otros sino en conquistarse a uno mismo. La victoria privada precede a la victoria pública.

 

 

  1. Suple las necesidades íntimas de tu cónyuge: Por regla general, la mujer entiende amor con la palabra tiempo, caricias, regalos y gestos tiernos; en cambio, el hombre, sustituye la palabra amor con el vocablo sexo. Varón, enciende la pasión en tu esposa pasando tiempo de calidad con ella, sé respetuoso y atento, valora su vida y sus acciones. Mujer, mantén la llama de la pasión con tu entrega completa en cuerpo y alma. No manipules con sexo, no disfraces con puritanismo, religión o falsa moralidad tu desinterés sexual. Trabaja en tu intimidad, erotiza tu matrimonio. Solo tú puedes hacerlo.

 

 

  1. Nunca mientas: Pocas cosas duelen más que una mentira. ¿Has experimentado el dolor que produce una mentira proveniente de un ser querido? Qué desilusión saber que nos han engañado. Algunas personas después de haber experimentado las consecuencias de una mentira se han vueltas resentidas, gruñonas, amargadas, esquivas y distantes. Puedes edificar tu vida sobre la verdad o dañar con la mentira, solo recuerda que la confianza lleva una vida para que se construya y un instante para que se destruya.

 

 

 Desafío matrimonial

 

Elegirás una de las recomendaciones antes mencionadas para trabajar de modo personal. No la revelarás a tu pareja, sino que mostrarás con tu comportamiento la mejora que intentas hacer.

 

 ¿Permitirías que tu cónyuge te diga qué le gustaría que mejores? A continuación, tú harás lo propio con él o ella. Recuerda: usa de mucha ternura. Tu forma de hablar puede acercarte o alejarte. Más vale hablar despacio y por etapas que dar toda la información de una y acarrearse otro problema. La idea de esta última tarea se relaciona con permitir que sea “el otro” el que nos devuelva una imagen de nosotros mismos. Generalmente “los otros” ven cosas que nosotros no tenemos en cuenta.

 

Extraído del libro “Casados y felices” de Ramon Osorio

 

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Pastores Cinalli

Extraído de página web www.placeresperfectos.org

Artículo “Ingredientes Esenciales”

 

 

EL PODER DEL ACUERDO

EL PODER DEL ACUERDO

La Importancia de la Unidad en el matrimonio

Este artículo ha sido gentileza de los Pastores Cinalli, ministros de Dios dedicados a la obra de la restauración sexual y que contribuyen a la formación de matrimonios más sólidos y familias más sanas. Visite su página web “Placeres Perfectos” en (www.placeresperfectos.org).

 


 

“Además les digo que si dos de ustedes en la tierra se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan, les será concedida por mi Padre que está en el cielo. Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”, Mateo 18:19-20 (NVI).

 

El acuerdo atrae la presencia de Dios y garantiza la respuesta a nuestras oraciones.

 

El Dr. Marcelino Sojo introdujo el término “el poder del uno”, dando a entender que los esposos deben vivir en un acuerdo permanente. Génesis 2:24 dice: “Los dos serán una sola carne”La falta de acuerdo abre la puerta a la desgracia.

 

El poder de la bendición sobre el primer matrimonio se activó cuando Adán y Eva estuvieron juntos, no antes: “Y los bendijo Dios y les dijo…”, Génesis 1:28.1

 

Piensa en los cuatrocientos años de dolor, sufrimiento y opresión que vivió Israel en Egipto. ¿Cuándo fueron libres? Cuando el pueblo se reunió por familias alrededor del cordero pascual; allí se rompió la opresión faraónica. Lo que no ocurrió en cuatro siglos, ocurrió en un solo día. El altar familiar es el único antídoto contra el poder de las tinieblas.

 

Israel, para la celebración de la pascua se reunió por familias alrededor del cordero. Nosotros nos reunimos en torno a Jesucristo: “…Nuestro cordero de la Pascua es Cristo, que fue sacrificado en la cruz”, 1ª Corintios 5:7 (TLA).

 

Muchas cosas sorprendentes ocurrieron el día en que el pueblo de Israel se reunió alrededor del cordero; una de ellas es la liberación de la opresión; la otra, la prosperidad económica. El faraón los tenía bajo la pobreza más absoluta batiendo barro y cociendo ladrillos. Pero cuando se reunieron alrededor del cordero, la prosperidad se activó. Oro, plata, ganado, vestidos de lujo, ovejas y todo tipo de riquezas llegaron a manos del pueblo de Israel.

 

Ha llegado la hora de romper con el yugo de la opresión y la miseria de las tinieblas. No fueron la queja, la súplica, las plagas, los piojos, las ranas, ni absolutamente ninguna señal externa ni sobrenatural lo que desestabilizó al imperio faraónico, solamente la presencia del cordero en medio de una familia unida.

 

 La presencia de nuestro Redentor aleja el mal, la maldición y al propio enemigo. El acuerdo en los hogares garantiza que no entre a tu casa la miseria, el adulterio, la ruina o cualquier forma de destrucción. Cuando vives en el poder del acuerdo y las oraciones en el matrimonio son sentidas y fervorosas, definitivamente el diablo y todos sus demonios no podrán entrar porque el Vencedor está en tu casa.

 

La unidad activa el poder de la bendición sobrenatural. Esa es la razón principal por la que Pablo enfatiza: “Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz”, Efesios 4:3

 

Hay matrimonios que viven en la misma casa, pero totalmente separados; mundos diferentes bajo un mismo techo. Hoy se alega que el divorcio es positivo porque si se terminó el amor, la relación carece de sentido. Dejar librado a los sentimientos pasajeros de las estaciones del corazón el futuro de un matrimonio es una verdadera necedad.

 

El desafío del matrimonio es hacer de dos personas diferentes y con identidades únicas una unidad real que permita el crecimiento exponencial.

 

Hemos enseñado por años la importancia de las “mini lunas de miel”, de los pequeños gestos de ternura y las demostraciones de genuino interés, pero nunca valoramos las ventajas de la unidad en todo emprendimiento familiar. Probablemente este aspecto del matrimonio constituya el desafío más importante en este tiempo y la clave para incontables bendiciones.

 

 ¿Por qué vivir en la mediocridad si podemos vivir en plenitud? ¿Por qué permitir que las bendiciones se escapen por la puerta de atrás? ¿Por qué boicotear el propio futuro? El Antiguo Testamento nos informa que el arca de Dios estuvo 20 años en casa de Abinadab (1º Samuel 7) sin que se manifestaran cambios, pero tres meses en la casa de un hombre que honró la presencia del Señor como Obed – edom (2º Samuel 6:11) y las bendiciones fueron extraordinarias. La presencia de Dios otorga seguridad, estabilidad, felicidad y eternidad. ¿De cuántas desgracias podríamos salvarnos si tuviéramos en cuenta este principio? ¿Cuánto dolor, sufrimiento y llanto evitaríamos si nos moviéramos bajo el principio de la unidad y el acuerdo en nuestros hogares?

 

 Si permites que la presencia de Dios fluya en tu hogar todo el día y todos los días, tu familia no será tocada por el mal y, aunque atravieses dificultades, éstas retrocederán. Tus hijos serán protegidos y tu futuro prosperado. Redobla tus esfuerzos para mantener una misma visión, un mismo lenguaje, un mismo sentir y una misma adoración. Renuncia a la maldición de la división y el desacuerdo. Proclama que, de ahora en adelante, todos los que componen tu hogar vivirán bajo el principio de la unidad. Muévete en el poder del acuerdo matrimonial y familiar y darás lugar a hechos sorprendentes y sobrenaturales de Dios. Recuerda que el éxito más importante comienza en tu propio hogar.

 

Extraído del libro “Casados y felices” – Ramon Osorio

 

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Pastores Cinalli

Extraído de página web www.placeresperfectos.org

Artículo “El poder del acuerdo”

 

EL MATRIMONIO FELIZ DA TRABAJO

EL MATRIMONIO FELIZ DA TRABAJO

3 Consejos para Prevenir un Fracaso Matrimonial y Tener un “Felices para Siempre”

Este artículo ha sido gentileza de los Pastores Cinalli, ministros de Dios dedicados a la obra de la restauración sexual y que contribuyen a la formación de matrimonios más sólidos y familias más sanas. Visite su página web “Placeres Perfectos” en (www.placeresperfectos.org).

 


 

Una encuesta reveló que más de la mitad de las parejas que se casan terminan divorciadas. Pareciera que el “amor” o la promesa hecha en el altar de vivir juntos para siempre no fuera suficiente para mantenerlos unidos. ¿Qué está pasando? ¿Por qué fracasan tantos matrimonios?

 

Existen muchísimos motivos que podrían alegarse como causales de una ruptura; sin embargo, creemos que la mayoría de las separaciones obedecen a la falta de conocimiento. Hombres y mujeres se embarcan en una aventura llamada matrimonio sin conocerse lo suficiente y sin haber adquirido las habilidades necesarias para resolver los conflictos que, sin lugar a dudas, surgirán en la convivencia.

 

Los matrimonios felices dan trabajo. No son una mera casualidad. No se desarrollan espontáneamente. Requieren esfuerzo, compromiso y ardua labor. Si no trabajas en tu matrimonio, éste se irá a pique. Queremos ayudarte a evitar los errores que podrían comprometer tu relación matrimonial.

 

He aquí algunos consejos que debes tener en cuenta si quieres vivir felizmente casado:

 

  1. Asegúrate de cultivar el verdadero amor.

 

¿Cómo te das cuenta si vas por el camino correcto?

Pregúntate: ¿Extraño a mi cónyuge? ¿Pienso en mi pareja cuando no estoy con ella? Al ponerme de novio con Silvita no dejaba de pensar en ella (escribe José Luis). Me levantaba cada mañana con ese único pensamiento. Ella era el centro de mi atención. Estaba profundamente enamorado. De camino a la fábrica o a la facultad, en mis horas de estudios o simplemente en los momentos de descanso no podía quitarla de mi mente ni quería hacerlo. Y, lo más grandioso es que hasta hoy sigue siendo así.

 

Pregúntate: ¿Deseo pasar tiempo con mi pareja? Uno quiere pasar tiempo con la persona que ama porque el amor atrae, mientras que el odio separa. Debido al trabajo y al estudio solo nos podíamos ver dos veces a la semana: el miércoles a la tarde, a la salida de la facultad y el domingo en el templo. ¡Imagínate! Esperaba ansioso que llegaran esos días. Aunque se decretara feriado nacional o el mundo se detuviera, yo estaba a la hora de mi cita.

 

Pregúntate: ¿Quiero agradarla? Servir a la persona que amas es un placer. Yo quería hacer que Silvita se sintiera una reina. La cortejaba, trataba de cumplir sus deseos y hacer realidad sus sueños. Rosas amarillas, bombones de frutas y cuántas otras cosas me pidiera no eran para mí sacrificio, tampoco una obligación, sencillamente, un placer.

 

  1. Desaprende las cosas malas y aprende las cosas buenas.

 

En términos económicos, la mayoría de las parejas comienzan la aventura del matrimonio con poco. Sin embargo, cada uno de ellos trae una enorme mochila de cosas no materiales. Cosas buenas y cosas malas. El contenido de ese equipaje se deja ver en breve, apenas la convivencia comienza. La forma en la que los criaron, las viejas experiencias, miedos, traumas, inseguridades, expectativas que cada uno proyecta sobre la pareja y muchas otras cosas pueden condicionar la actual relación. “Por eso, quien todavía se está preparando para casarse debe actuar como un guardia de seguridad de aeropuerto. “¡Abra la maleta, quiero ver lo que lleva dentro!”. Hemos escuchado a muchos enamorados decir: “Tu pasado no me interesa, yo solo quiero saber de nosotros de aquí en adelante”. Por supuesto que suena muy romántico, pero esa actitud no impedirá que ambos introduzcan el pasado en la relación presente. Tu pasado forma parte de tu vida, es imposible librarse de él. Pero sí es posible aprender a lidiar con él, sea lo que sea”, Renato y Cristiane Cardoso.

 

Por todo lo dicho, si traes en tu mochila cosas que atentan contra tu relación actual, ¡desprográmate! Identifica los malos hábitos y elimínalos de tu comportamiento. Desarrolla un nuevo patrón de conducta que honre tu relación presente. Eso puede ser muy doloroso, difícil y trabajoso pero es imprescindible para la felicidad de tu relación matrimonial.

 

  1. Aprende a resolver los conflictos.

 

La persona que dice que en su matrimonio nunca existió un desacuerdo, miente.

 

Los conflictos son inevitables. Toda relación tiene tiempos difíciles. Una de las lecciones más importantes es aprender a solucionar los problemas y canalizar las diferencias de manera positiva. Para ello no eludas, ignores o pospongas la resolución de tus problemas. Un gran error que cometen los matrimonios es creer que aplazar la discusión resolverá el problema. Los matrimonios de éxito no huyen de los problemas, los enfrentan. El mejor tiempo para resolver los conflictos es inmediatamente.

 

Cada conflicto es una oportunidad para crecer y madurar. Los esposos deben adquirir las habilidades para manejar las desavenencias con pericia y sabiduría. De todos los consejos que podríamos darte para resolver tus desacuerdos de manera positiva, solamente uno es de vital importancia: confronta el problema y no a tu cónyuge. Resolver problemas no es resolver personas. El matrimonio no es un reformatorio. Las personas no cambian a menos que ellas mismas lo quieran. Cuando discutas no trates de cambiar “al otro” sino de resolver el conflicto. No señales las fallas de tu pareja. No descalifiques ni insultes. A nadie le gusta eso. Por otra parte, ya tienes suficientes conflictos externos que atentan contra tu matrimonio como para agregarle otro interno. No es de sabios proceder de ese modo. No necesitan ser enemigos el uno del otro. Los enemigos son los problemas que los dos están enfrentando.

 

¿Has hecho comentarios irónicos o sarcásticos hacia tu pareja? ¿Tienes la costumbre de “hacer ajustes de cuentas” recordando las cosas negativas del pasado?

 

¿Cómo manejas los conflictos en tu matrimonio? ¿Te da resultado? ¿Qué áreas son la fuente de los más grandes desacuerdos? ¿Es la forma de administrar el dinero? ¿Será acaso la disciplina con tus hijos? ¿La sexualidad? ¿Los parientes políticos?

 

¡Muchos matrimonios serían mejores si el marido y la mujer comprendieran que ambos están del mismo lado!

 

Extraído del libro “Que tu matrimonio no se arrugue”- José Luis Cinalli

 

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Pastores Cinalli

Extraído de página web www.placeresperfectos.org

Artículo “El matrimonio feliz da trabajo”

 

 

 

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