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LA REGLA DE ORO PARA VIVIR EN PAREJA

LA REGLA DE ORO PARA VIVIR EN PAREJA

Cuando la Preocupación y el Afán interfiere en tu Matrimonio

Este artículo ha sido gentileza de los Pastores Cinalli, ministros de Dios dedicados a la obra de la restauración sexual y que contribuyen a la formación de matrimonios más sólidos y familias más sanas. Visite su página web “Placeres Perfectos” en (www.placeresperfectos.org).

 


 

“… Por eso les digo que no se preocupen por la vida diaria, si tendrán suficiente alimento para comer o suficiente ropa para vestirse. Pues la vida es más que la comida, y el cuerpo es más que la ropa. Miren los cuervos. No plantan ni cosechan ni guardan comida en graneros, porque Dios los alimenta. ¡Y ustedes son para él mucho más valiosos que cualquier pájaro! ¿Acaso con todas sus preocupaciones pueden añadir un solo momento a su vida? Y, si por mucho preocuparse no se logra algo tan pequeño como eso, ¿de qué sirve preocuparse por cosas más grandes? Miren cómo crecen los lirios. No trabajan ni cosen su ropa; sin embargo, ni Salomón con toda su gloria se vistió tan hermoso como ellos. Y, si Dios cuida de manera tan maravillosa a las flores que hoy están y mañana se echan al fuego, tengan por seguro que cuidará de ustedes. ¿Por qué tienen tan poca fe? No se inquieten por lo que van a comer o lo que van a beber. No se preocupen por esas cosas. Esas cosas dominan el pensamiento de los incrédulos en todo el mundo, pero su Padre ya conoce sus necesidades. Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás, y él les dará todo lo que necesiten. Así que no se preocupe, pequeño rebaño. Pues al Padre le da mucha felicidad entregarles el reino”, Lucas 12:22-32 (NTV).

¿Observaste las frases remarcadas? Son siete. Siete son las veces que Jesús, en un pasaje tan corto, nos alienta a no preocuparnos. Alguien dijo que la preocupación es fe en el diablo. ¿Qué piensas?

El consejo bíblico es no preocuparnos porque la promesa es que Dios nos sustentará: “No se preocupen por esas cosas… él les dará todo lo que necesiten”, Lucas 12:29-31 (NTV).

 

Tanto Silvia como yo (escribe José Luis) hemos experimentado la fidelidad de Dios desde que nos casamos. Por aquel entonces yo trabajaba como obrero en una empresa llamada Celulosa. Estudiábamos en la Universidad. Solamente de ómnibus gastábamos un tercio de nuestro salario. El escaso sueldo debía alcanzarnos para pagar el alquiler de la casa, los gastos de alimentación, ropa, calzado y los estudios de ambos.

 

Humanamente era imposible. Pero nuestra necesidad fue la oportunidad para experimentar los milagros de Dios. Él suplió de maneras asombrosas, inexplicables y sobrenaturales. Valga un ejemplo, en el patio de nuestra casa alquilada creció una planta de tomates que nadie había plantado. El tomate es 95% agua, por lo cual, si no se lo riega todos los días, muere. Debido a nuestras ocupaciones, ¡jamás regamos esa plantita! Y durante todo un verano nos dio tomates. Sin exagerar, todos los días nos proveía generosamente para nuestras necesidades. Los tomates crecían sobre el piso de cemento (algo increíble) porque la planta no tenía tutor y estaba desparramada en el patio. ¡Un tomate llegó a pesar 450 gramos! Nunca estaban picados por insectos o demasiado maduros; además, eran súper sabrosos.

 

Seis días por semana debía recorrer varios kilómetros en bicicleta para llegar al trabajo. Tan vieja era esa bicicleta que mis amigos bromeaban diciendo que la devolviera al museo. Las cubiertas estaban tan gastadas que se veía ‘el aire’ dentro de ellas. Gran parte del trayecto era tierra, escombros y piedras. Sin embargo, jamás se pinchó. Nunca tuve que gastar para arreglarla. Ha sido un milagro que esa bicicleta me llevara por tanto tiempo al trabajo.

 

Nuestra heladera siempre estaba vacía. Después de algunos años todavía conservaba el olor a nueva, ¡y claro, por la falta de uso! Sin embargo, jamás llegó la hora del almuerzo y pasamos hambre. Como en la casa de la viuda de Sarepta, alguna provisión aparecía.

 

A veces eran solo tomates. Aprendimos a hacer muchas comidas con ese solo fruto. Pero Dios es nuestro testigo, nunca discutimos por dinero, ni cómo gastarlo (aunque no había muchas opciones) ni qué comprar.

 

Por favor, presta atención a lo siguiente: la falta de dinero en algún momento de la vida puede ser ‘provisión de Dios’. ¿Cómo es eso? Dios quiere que confiemos y dependamos de Él. A Él le interesa nuestra amistad e intimidad más que nuestra billetera. Dios tiene sus formas para atraer nuestra atención. ¿Recuerdas a Elías? Dios lo llevó a un arroyo y lo alimentó sobrenaturalmente trayéndole desayuno, almuerzo y cena. Pero un día el arroyo se secó. Posiblemente Elías se había acostumbrado a la provisión y, probablemente llegó a confiar más en el arroyo que en Dios.

 

La provisión siempre vendrá de Dios. A veces en forma sobrenatural como el maná que caía en el desierto; la carne que los cuervos le traían a Elías o la moneda que Pedro encontró en un pez para pagar los impuestos. Otras veces la provisión vendrá de una mano amiga, un familiar, un premio inesperado, etc.

 

Los israelitas degustaron el maná que caía del cielo durante cuarenta años. Luego comieron del fruto de su trabajo en la tierra prometida. ¿Era el maná la provisión de Dios y el trabajo en la tierra prometida no lo era? ¡Claro que no! Ambas formas de alimentación provenían de Dios, porque las dos fueron practicadas en obediencia, en diferentes etapas del viaje de la vida.

 

Elías fue sostenido sobrenaturalmente por un tiempo, después Dios le dijo que acudiera a una viuda muy necesitada y le pidiera directamente. Dios no actúa siempre de la misma manera. Él es creativo y ama la variedad. Dios proveyó para las necesidades de Pablo mediante el trabajo ‘secular’ de hacer tiendas, 1ª Tesalonicenses 2:9. En otras oportunidades vivió de ofrendas y dejó que personas adineradas como Lidia lo alimentaran. El mismo Jesús trabajó muchos años para suplir sus necesidades y, cuando comenzó su ministerio público, algunas mujeres con gran poder económico sostuvieron su ministerio, Lucas 8:3. Jesús confiaba en que su Padre supliría todo de forma soberana, pero también hizo peticiones directas. Cuando necesitó un medio de transporte para su entrada triunfal en Jerusalén, envió a sus discípulos a pedir prestado un asno. “Ciertamente, el único elemento común en los relatos bíblicos de provisión fue la obediencia a la voluntad de Dios. La clave para vivir con medios invisibles de apoyo es oír su voz y obedecer lo que Él pide hacer. Y cuídate de la trampa de esperar que Él te guíe siempre de la misma manera. Mantente flexible y abierto a su dirección. Pregunta al Señor qué pasos debes dar. A veces Él te puede indicar que informes a otros tus necesidades. Obedece. Otras veces puede mandarte guardar silencio y no dar a conocer tus necesidades a nadie sino a Él. O puede guiarte a hacer una inversión. Obedece. Puede también darte una oportunidad empresarial. Algo que produzcas y pueda beneficiarte económicamente. Pero tampoco descartes alternativas creativas, ni intentes que el Señor te provea de cierta manera que tú ya conoces.

 

Todos los milagros de provisión de Dios comienzan oyendo el consejo de María en las bodas de Caná: – Haced todo lo que Él os diga”.

 

¿Qué estás necesitando de Dios? ¿Cómo respondes frente a la situación? ¿Es tu crisis una oportunidad para crecer en la fe? Si como matrimonio están viviendo estrechez económica, pídanle a Dios la sabiduría para hacer lo correcto, tomar las decisiones más sabias y ajustar el presupuesto. Pero luego, una vez hechos los deberes, experimenten paz. Luchen en contra de la ansiedad. No discutan por dinero; al contrario, únanse en un solo propósito. Tomen decisiones juntos. Acérquense más. Apóyense, ocúpense pero no se preocupen. No sumen angustia a la crisis ni reproches al cónyuge. En vez de pelear entre ustedes peleen juntos frente a la situación adversa. Tal vez, como nosotros experimentamos de la vida matrimonial, la falta de dinero sea una bendición de Dios porque en ese camino se acercarán a Él, descubrirán sus tesoros, sus recursos, y lo que es mejor, su corazón.

 

Extraído del libro “Que tu matrimonio no se arrugue”- José Luis Cinalli

 

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Pastores Cinalli

Extraído de página web www.placeresperfectos.org

Artículo “La regla de oro para vivir en pareja”

 

INGREDIENTES ESENCIALES PARA UN BUEN MATRIMONIO

INGREDIENTES ESENCIALES PARA UN BUEN MATRIMONIO

7 Consejos Para Que Tengas Un Matrimonio Satisfactorio

Este artículo ha sido gentileza de los Pastores Cinalli, ministros de Dios dedicados a la obra de la restauración sexual y que contribuyen a la formación de matrimonios más sólidos y familias más sanas. Visite su página web “Placeres Perfectos” en (www.placeresperfectos.org).

 


El matrimonio ha sido diseñado por Dios para que funcione y perdure en el tiempo.

 

A continuación, algunos aspectos importantes:

 

  1. Sé amigo de tu cónyuge: Cantar de los Cantares presenta al matrimonio primero como amigos y luego como amantes. La verdadera intimidad fluye de un corazón abierto y totalmente entregado al objeto de su afecto. ¿Puedes confiar en tu cónyuge completamente? ¿Eres una persona confiable para tu pareja?

 

 

  1. Adopta una actitud de servicio: “La humildad no es pensar menos de uno mismo sino pensar menos en uno mismo”, Donald Franz. Hazle saber y demuéstrale a tu pareja que te interesas más por ella que por cualquier otra cosa o persona, con excepción de Dios. Genera una atmósfera donde tu familia se sienta segura. Suple las necesidades de tu pareja. Muéstrate atento/a. Recuerda que el matrimonio duradero se edifica sobre los cimientos del sacrificio y el servicio.

 

 

  1. Ama, aunque no lo sientas: Amar es una decisión, no un sentimiento. Es algo que se hace y no algo que se siente. La esencia del amor no son los sentimientos sino el compromiso. Insistimos, las emociones jamás sostendrán un matrimonio, el compromiso sí lo hace. Busca lo mejor, piensa lo mejor y haz lo mejor para beneficiar a la persona amada. “El amor florece plenamente en una atmósfera de elogios y admiración, pero se marchita y muere en la presencia del silencio perpetuo, la indiferencia y la crítica”, Jimmy Evans.

 

 

  1. No permanezcas enojado/a: El enojo es una fuerza destructiva implacable. No hay poder curativo contra el enojo. La Biblia dice: “No se ponga el sol sobre vuestro enojo”, Efesios 4:26. El enojo se nutre de la falta de perdón. “No puedo perdonar”, “no siento perdonar”, “nunca lo perdonaré”. ¿Por qué es tan difícil perdonar? Porque queremos que las otras personas sientan y sufran lo que nosotros sentimos y sufrimos por las heridas que nos causaron, que paguen de alguna manera el daño que nos hicieron. El problema es que la justicia al ofensor no libera al ofendido. Si fuera así, todas las personas dañadas cuyos agresores están en la cárcel deberían estar libres y no lo están. Siguen esclavos de sus sentimientos de venganza. La falta de perdón produce amargura, socava las emociones, debilita las energías físicas y carcome la alegría y el gozo. Una persona enojada es el mejor candidato a la escuela de la frustración. Por donde lo mires la falta de perdón es una pésima opción. ¿Estás enojado con tu cónyuge? ¿Hay alguna persona a la que no has perdonado aun cuando pasaron los años? Dios no perdona a quien no quiere perdonar. En otras palabras, el perdón retenido nos hace enemigos de Dios y de nosotros mismos. Renuncia a la venganza. El perdón es necesario para encontrar paz y libertad personal. Deja de hacerte daño. Sé libre. “El matrimonio puede sobrevivir muchas tensiones y presiones exteriores pero pocos matrimonios sobreviven a la muerte emocional que proviene de la falta de perdón”.

 

 

  1. Huye de la tentación: La vía de escape para vencer la tentación sexual no es la oración ni el ayuno, ni siquiera la guerra espiritual. Donald Franz, en su libro En pocas palabras, nos recuerda la historia de dos grandes. Uno de ellos fue Sansón, y el otro, José. Ambos fueron puestos a prueba con la misma tentación, pero con diferentes decisiones y resultados. Ambos fueron a la cárcel, pero José salió de la prisión para dirigirse al Palacio; en cambio, Sansón salió de la prisión para ir al panteón. Conoces la razón: el verdadero éxito no consiste en conquistar a otros sino en conquistarse a uno mismo. La victoria privada precede a la victoria pública.

 

 

  1. Suple las necesidades íntimas de tu cónyuge: Por regla general, la mujer entiende amor con la palabra tiempo, caricias, regalos y gestos tiernos; en cambio, el hombre, sustituye la palabra amor con el vocablo sexo. Varón, enciende la pasión en tu esposa pasando tiempo de calidad con ella, sé respetuoso y atento, valora su vida y sus acciones. Mujer, mantén la llama de la pasión con tu entrega completa en cuerpo y alma. No manipules con sexo, no disfraces con puritanismo, religión o falsa moralidad tu desinterés sexual. Trabaja en tu intimidad, erotiza tu matrimonio. Solo tú puedes hacerlo.

 

 

  1. Nunca mientas: Pocas cosas duelen más que una mentira. ¿Has experimentado el dolor que produce una mentira proveniente de un ser querido? Qué desilusión saber que nos han engañado. Algunas personas después de haber experimentado las consecuencias de una mentira se han vueltas resentidas, gruñonas, amargadas, esquivas y distantes. Puedes edificar tu vida sobre la verdad o dañar con la mentira, solo recuerda que la confianza lleva una vida para que se construya y un instante para que se destruya.

 

 

 Desafío matrimonial

 

Elegirás una de las recomendaciones antes mencionadas para trabajar de modo personal. No la revelarás a tu pareja, sino que mostrarás con tu comportamiento la mejora que intentas hacer.

 

 ¿Permitirías que tu cónyuge te diga qué le gustaría que mejores? A continuación, tú harás lo propio con él o ella. Recuerda: usa de mucha ternura. Tu forma de hablar puede acercarte o alejarte. Más vale hablar despacio y por etapas que dar toda la información de una y acarrearse otro problema. La idea de esta última tarea se relaciona con permitir que sea “el otro” el que nos devuelva una imagen de nosotros mismos. Generalmente “los otros” ven cosas que nosotros no tenemos en cuenta.

 

Extraído del libro “Casados y felices” de Ramon Osorio

 

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Pastores Cinalli

Extraído de página web www.placeresperfectos.org

Artículo “Ingredientes Esenciales”

 

 

EL PODER DEL ACUERDO

EL PODER DEL ACUERDO

La Importancia de la Unidad en el matrimonio

Este artículo ha sido gentileza de los Pastores Cinalli, ministros de Dios dedicados a la obra de la restauración sexual y que contribuyen a la formación de matrimonios más sólidos y familias más sanas. Visite su página web “Placeres Perfectos” en (www.placeresperfectos.org).

 


 

“Además les digo que si dos de ustedes en la tierra se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan, les será concedida por mi Padre que está en el cielo. Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”, Mateo 18:19-20 (NVI).

 

El acuerdo atrae la presencia de Dios y garantiza la respuesta a nuestras oraciones.

 

El Dr. Marcelino Sojo introdujo el término “el poder del uno”, dando a entender que los esposos deben vivir en un acuerdo permanente. Génesis 2:24 dice: “Los dos serán una sola carne”La falta de acuerdo abre la puerta a la desgracia.

 

El poder de la bendición sobre el primer matrimonio se activó cuando Adán y Eva estuvieron juntos, no antes: “Y los bendijo Dios y les dijo…”, Génesis 1:28.1

 

Piensa en los cuatrocientos años de dolor, sufrimiento y opresión que vivió Israel en Egipto. ¿Cuándo fueron libres? Cuando el pueblo se reunió por familias alrededor del cordero pascual; allí se rompió la opresión faraónica. Lo que no ocurrió en cuatro siglos, ocurrió en un solo día. El altar familiar es el único antídoto contra el poder de las tinieblas.

 

Israel, para la celebración de la pascua se reunió por familias alrededor del cordero. Nosotros nos reunimos en torno a Jesucristo: “…Nuestro cordero de la Pascua es Cristo, que fue sacrificado en la cruz”, 1ª Corintios 5:7 (TLA).

 

Muchas cosas sorprendentes ocurrieron el día en que el pueblo de Israel se reunió alrededor del cordero; una de ellas es la liberación de la opresión; la otra, la prosperidad económica. El faraón los tenía bajo la pobreza más absoluta batiendo barro y cociendo ladrillos. Pero cuando se reunieron alrededor del cordero, la prosperidad se activó. Oro, plata, ganado, vestidos de lujo, ovejas y todo tipo de riquezas llegaron a manos del pueblo de Israel.

 

Ha llegado la hora de romper con el yugo de la opresión y la miseria de las tinieblas. No fueron la queja, la súplica, las plagas, los piojos, las ranas, ni absolutamente ninguna señal externa ni sobrenatural lo que desestabilizó al imperio faraónico, solamente la presencia del cordero en medio de una familia unida.

 

 La presencia de nuestro Redentor aleja el mal, la maldición y al propio enemigo. El acuerdo en los hogares garantiza que no entre a tu casa la miseria, el adulterio, la ruina o cualquier forma de destrucción. Cuando vives en el poder del acuerdo y las oraciones en el matrimonio son sentidas y fervorosas, definitivamente el diablo y todos sus demonios no podrán entrar porque el Vencedor está en tu casa.

 

La unidad activa el poder de la bendición sobrenatural. Esa es la razón principal por la que Pablo enfatiza: “Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz”, Efesios 4:3

 

Hay matrimonios que viven en la misma casa, pero totalmente separados; mundos diferentes bajo un mismo techo. Hoy se alega que el divorcio es positivo porque si se terminó el amor, la relación carece de sentido. Dejar librado a los sentimientos pasajeros de las estaciones del corazón el futuro de un matrimonio es una verdadera necedad.

 

El desafío del matrimonio es hacer de dos personas diferentes y con identidades únicas una unidad real que permita el crecimiento exponencial.

 

Hemos enseñado por años la importancia de las “mini lunas de miel”, de los pequeños gestos de ternura y las demostraciones de genuino interés, pero nunca valoramos las ventajas de la unidad en todo emprendimiento familiar. Probablemente este aspecto del matrimonio constituya el desafío más importante en este tiempo y la clave para incontables bendiciones.

 

 ¿Por qué vivir en la mediocridad si podemos vivir en plenitud? ¿Por qué permitir que las bendiciones se escapen por la puerta de atrás? ¿Por qué boicotear el propio futuro? El Antiguo Testamento nos informa que el arca de Dios estuvo 20 años en casa de Abinadab (1º Samuel 7) sin que se manifestaran cambios, pero tres meses en la casa de un hombre que honró la presencia del Señor como Obed – edom (2º Samuel 6:11) y las bendiciones fueron extraordinarias. La presencia de Dios otorga seguridad, estabilidad, felicidad y eternidad. ¿De cuántas desgracias podríamos salvarnos si tuviéramos en cuenta este principio? ¿Cuánto dolor, sufrimiento y llanto evitaríamos si nos moviéramos bajo el principio de la unidad y el acuerdo en nuestros hogares?

 

 Si permites que la presencia de Dios fluya en tu hogar todo el día y todos los días, tu familia no será tocada por el mal y, aunque atravieses dificultades, éstas retrocederán. Tus hijos serán protegidos y tu futuro prosperado. Redobla tus esfuerzos para mantener una misma visión, un mismo lenguaje, un mismo sentir y una misma adoración. Renuncia a la maldición de la división y el desacuerdo. Proclama que, de ahora en adelante, todos los que componen tu hogar vivirán bajo el principio de la unidad. Muévete en el poder del acuerdo matrimonial y familiar y darás lugar a hechos sorprendentes y sobrenaturales de Dios. Recuerda que el éxito más importante comienza en tu propio hogar.

 

Extraído del libro “Casados y felices” – Ramon Osorio

 

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Pastores Cinalli

Extraído de página web www.placeresperfectos.org

Artículo “El poder del acuerdo”

 

EL MATRIMONIO FELIZ DA TRABAJO

EL MATRIMONIO FELIZ DA TRABAJO

3 Consejos para Prevenir un Fracaso Matrimonial y Tener un “Felices para Siempre”

Este artículo ha sido gentileza de los Pastores Cinalli, ministros de Dios dedicados a la obra de la restauración sexual y que contribuyen a la formación de matrimonios más sólidos y familias más sanas. Visite su página web “Placeres Perfectos” en (www.placeresperfectos.org).

 


 

Una encuesta reveló que más de la mitad de las parejas que se casan terminan divorciadas. Pareciera que el “amor” o la promesa hecha en el altar de vivir juntos para siempre no fuera suficiente para mantenerlos unidos. ¿Qué está pasando? ¿Por qué fracasan tantos matrimonios?

 

Existen muchísimos motivos que podrían alegarse como causales de una ruptura; sin embargo, creemos que la mayoría de las separaciones obedecen a la falta de conocimiento. Hombres y mujeres se embarcan en una aventura llamada matrimonio sin conocerse lo suficiente y sin haber adquirido las habilidades necesarias para resolver los conflictos que, sin lugar a dudas, surgirán en la convivencia.

 

Los matrimonios felices dan trabajo. No son una mera casualidad. No se desarrollan espontáneamente. Requieren esfuerzo, compromiso y ardua labor. Si no trabajas en tu matrimonio, éste se irá a pique. Queremos ayudarte a evitar los errores que podrían comprometer tu relación matrimonial.

 

He aquí algunos consejos que debes tener en cuenta si quieres vivir felizmente casado:

 

  1. Asegúrate de cultivar el verdadero amor.

 

¿Cómo te das cuenta si vas por el camino correcto?

Pregúntate: ¿Extraño a mi cónyuge? ¿Pienso en mi pareja cuando no estoy con ella? Al ponerme de novio con Silvita no dejaba de pensar en ella (escribe José Luis). Me levantaba cada mañana con ese único pensamiento. Ella era el centro de mi atención. Estaba profundamente enamorado. De camino a la fábrica o a la facultad, en mis horas de estudios o simplemente en los momentos de descanso no podía quitarla de mi mente ni quería hacerlo. Y, lo más grandioso es que hasta hoy sigue siendo así.

 

Pregúntate: ¿Deseo pasar tiempo con mi pareja? Uno quiere pasar tiempo con la persona que ama porque el amor atrae, mientras que el odio separa. Debido al trabajo y al estudio solo nos podíamos ver dos veces a la semana: el miércoles a la tarde, a la salida de la facultad y el domingo en el templo. ¡Imagínate! Esperaba ansioso que llegaran esos días. Aunque se decretara feriado nacional o el mundo se detuviera, yo estaba a la hora de mi cita.

 

Pregúntate: ¿Quiero agradarla? Servir a la persona que amas es un placer. Yo quería hacer que Silvita se sintiera una reina. La cortejaba, trataba de cumplir sus deseos y hacer realidad sus sueños. Rosas amarillas, bombones de frutas y cuántas otras cosas me pidiera no eran para mí sacrificio, tampoco una obligación, sencillamente, un placer.

 

  1. Desaprende las cosas malas y aprende las cosas buenas.

 

En términos económicos, la mayoría de las parejas comienzan la aventura del matrimonio con poco. Sin embargo, cada uno de ellos trae una enorme mochila de cosas no materiales. Cosas buenas y cosas malas. El contenido de ese equipaje se deja ver en breve, apenas la convivencia comienza. La forma en la que los criaron, las viejas experiencias, miedos, traumas, inseguridades, expectativas que cada uno proyecta sobre la pareja y muchas otras cosas pueden condicionar la actual relación. “Por eso, quien todavía se está preparando para casarse debe actuar como un guardia de seguridad de aeropuerto. “¡Abra la maleta, quiero ver lo que lleva dentro!”. Hemos escuchado a muchos enamorados decir: “Tu pasado no me interesa, yo solo quiero saber de nosotros de aquí en adelante”. Por supuesto que suena muy romántico, pero esa actitud no impedirá que ambos introduzcan el pasado en la relación presente. Tu pasado forma parte de tu vida, es imposible librarse de él. Pero sí es posible aprender a lidiar con él, sea lo que sea”, Renato y Cristiane Cardoso.

 

Por todo lo dicho, si traes en tu mochila cosas que atentan contra tu relación actual, ¡desprográmate! Identifica los malos hábitos y elimínalos de tu comportamiento. Desarrolla un nuevo patrón de conducta que honre tu relación presente. Eso puede ser muy doloroso, difícil y trabajoso pero es imprescindible para la felicidad de tu relación matrimonial.

 

  1. Aprende a resolver los conflictos.

 

La persona que dice que en su matrimonio nunca existió un desacuerdo, miente.

 

Los conflictos son inevitables. Toda relación tiene tiempos difíciles. Una de las lecciones más importantes es aprender a solucionar los problemas y canalizar las diferencias de manera positiva. Para ello no eludas, ignores o pospongas la resolución de tus problemas. Un gran error que cometen los matrimonios es creer que aplazar la discusión resolverá el problema. Los matrimonios de éxito no huyen de los problemas, los enfrentan. El mejor tiempo para resolver los conflictos es inmediatamente.

 

Cada conflicto es una oportunidad para crecer y madurar. Los esposos deben adquirir las habilidades para manejar las desavenencias con pericia y sabiduría. De todos los consejos que podríamos darte para resolver tus desacuerdos de manera positiva, solamente uno es de vital importancia: confronta el problema y no a tu cónyuge. Resolver problemas no es resolver personas. El matrimonio no es un reformatorio. Las personas no cambian a menos que ellas mismas lo quieran. Cuando discutas no trates de cambiar “al otro” sino de resolver el conflicto. No señales las fallas de tu pareja. No descalifiques ni insultes. A nadie le gusta eso. Por otra parte, ya tienes suficientes conflictos externos que atentan contra tu matrimonio como para agregarle otro interno. No es de sabios proceder de ese modo. No necesitan ser enemigos el uno del otro. Los enemigos son los problemas que los dos están enfrentando.

 

¿Has hecho comentarios irónicos o sarcásticos hacia tu pareja? ¿Tienes la costumbre de “hacer ajustes de cuentas” recordando las cosas negativas del pasado?

 

¿Cómo manejas los conflictos en tu matrimonio? ¿Te da resultado? ¿Qué áreas son la fuente de los más grandes desacuerdos? ¿Es la forma de administrar el dinero? ¿Será acaso la disciplina con tus hijos? ¿La sexualidad? ¿Los parientes políticos?

 

¡Muchos matrimonios serían mejores si el marido y la mujer comprendieran que ambos están del mismo lado!

 

Extraído del libro “Que tu matrimonio no se arrugue”- José Luis Cinalli

 

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Pastores Cinalli

Extraído de página web www.placeresperfectos.org

Artículo “El matrimonio feliz da trabajo”

 

 

 

EL MATRIMONIO BLANCO

EL MATRIMONIO BLANCO

Cuando la Intimidad Sexual es un Problema.

Este artículo ha sido gentileza de los Pastores Cinalli, ministros de Dios dedicados a la obra de la restauración sexual y que contribuyen a la formación de matrimonios más sólidos y familias más sanas. Visite su página web “Placeres Perfectos” en (www.placeresperfectos.org).

 


 

No todas las parejas tendrán relaciones sexuales desde la primera vez que lo intenten. Es un hecho ignorado en las películas, novelas televisivas y libros románticos. Muchísimas personas se asombran frente a esta realidad y, por ello, en caso de padecerla, la ocultan.

 

Dado el impacto de los medios masivos de comunicación sobre nuestro conocimiento de todas las cosas, tendemos a pensar que aquello que vemos es lo único que existe. En ese contexto, si alguien no logra tener intimidad sexual sería una “rareza de la naturaleza” o algo peor. Entonces, por vergüenza, calla la situación fingiendo que todo funciona bien.

 

Con frecuencia hemos preguntado a los asistentes a nuestros seminarios acerca de lo que ellos creen que significa matrimonio blanco. Para nuestra sorpresa, más del 90% responde que se trata de ‘una pareja pura’, ‘de un matrimonio en santidad’ o algo parecido. Sin embargo, matrimonio blanco es aquel que no se ha consumado, es decir, aquel en el que los esposos no han tenido ni una sola relación sexual con penetración desde que se casaron. Para considerar a una pareja como matrimonio blanco o no consumado se estima arbitrariamente un tiempo de tres a cuatro meses desde la fecha del casamiento sin que logren intimidad coital.

 

 ¿Cuál es la causa de un matrimonio blanco?

 

Las causas pueden ser generales o locales. A veces puede ser una sola, en otros casos puede ser la conjunción de varias. Entre las generales podemos citar: una crianza negativa en cuanto a lo sexual, antecedente de abuso, temor al embarazo, desinformación, miedo a desgarrarse o ‘romperse’ a consecuencia de la penetración, antecedente de escuchar o ver a adultos manteniendo sexo y asociar esa experiencia al dolor y, la más frecuente de todas, el vaginismo.

 

¿Qué es el vaginismo?

 

Se denomina así a la contracción involuntaria de los músculos que rodean la vagina, tan intensa que impide la penetración del pene, lo cual imposibilita el coito. Generalmente se observa en mujeres jóvenes, al inicio de su vida sexual, con actitudes negativas hacia el sexo o con historia de abusos o trauma. Característicamente conservan el deseo y el placer sexual, pero la penetración resulta imposible. Aunque deseen con todas sus fuerzas estar con su pareja, no pueden por una respuesta corporal contraria. Es un fenómeno involuntario. No debe forzarse a una relación pensando que es un capricho o un indicador de rechazo.

 

¿Qué hacer para evitar un matrimonio blanco?

 

La forma más segura para prevenir un matrimonio blanco es por medio de la educación sexual conforme a la Palabra de Dios, lo cual incluye trabajar sobre la información con que cuenta cada contrayente y las actitudes que poseen en relación al tema. La Biblia muestra la intimidad sexual marital como una bendición de Dios y un regalo del Creador. Capítulos enteros y aun libros canónicos exaltan el amor conyugal. Ignorar o subestimar lo que dice la Biblia nos priva de una gran bendición.

 

No entender la responsabilidad que nos cabe en cuanto a la formación en materia sexual es un hecho trágico porque muchos de los problemas conyugales nacen ‘en la cama’ y trascienden a otras áreas.

 

Errores evitables

 

Efectuar un corte de los músculos perivaginales no resuelve el problema, pero agrega otro: una vagina amplia, con sensibilidad alterada y sin respuesta muscular. En los matrimonios no consumados, la solución no es, ni será, el corte de los músculos de la entrada vaginal.

 

¿Tiene solución un matrimonio blanco o no consumado?

 

La respuesta es un absoluto sí, pero deben buscar ayuda especializada (en algunos casos hemos constatado que la lectura del libro Secretos del Dormitorio ha sido suficiente para comenzar el proceso de desensibilización con la consiguiente resolución de la disfunción sexual).

 

Si en un corto período de tiempo (un mes aproximadamente) no logran superar el problema con las técnicas recomendadas en el libro antes citado, deben acudir a un sexólogo/a.

 

Muchas parejas creen que el tiempo resolverá el problema, pero eso no es verdad. En el 63% de los casos la consulta se realiza entre los tres y seis años de comenzado el vínculo, generalmente cuando desean tener un hijo. En EE.UU. se estima que el 5% de los problemas de infertilidad tiene, como causa, un matrimonio no consumado.

 

¿Qué significa vaginismo secundario?

 

Es la contracción involuntaria que puede presentar una mujer luego de haber tenido intimidad sexual con penetración. Puede presentarse como consecuencia de un trauma (antecedente de violación, infecciones en la zona genital, trauma por el parto, secuela de una cirugía, etc.), infidelidad conyugal, rencores por problemas no superados en el seno de la pareja, etc.

 

Se impone el mismo tratamiento que en el caso de vaginismo primario. La única diferencia es que, en el caso del vaginismo secundario, tiene que resolverse la situación de base para luego proceder a la terapia propia del vaginismo.

 

Por último, queremos decirte que si estás pasando por este problema, si te has identificado con todo lo expuesto anteriormente, no dudes en escribirnos info@placeresperfectos.com.ar para pedir ayuda. Dios anhela que puedas vencer todo obstáculo y vivas una sexualidad plena en el vínculo del amor conyugal.

 

Extraído del libro “Consejos íntimos” – José Luis Cinalli y Silvia Cinalli

 

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Pastores Cinalli

Extraído de página web www.placeresperfectos.org

Artículo “El matrimonio blanco”

 

 

EL CONDIMENTO DEL AMOR

EL CONDIMENTO DEL AMOR

Consejos Para Tener Un Matrimonio Satisfactorio

Este artículo ha sido gentileza de los Pastores Cinalli, ministros de Dios dedicados a la obra de la restauración sexual y que contribuyen a la formación de matrimonios más sólidos y familias más sanas. Visite su página web “Placeres Perfectos” en (www.placeresperfectos.org).

 


 

Casarse con la idea de ser feliz y casarse esperando que el cónyuge ‘me haga feliz’, son dos cosas diametralmente opuestas.

 

La felicidad depende solamente de ti y de nadie más.

 

Tu cónyuge podrá contribuir a tu bienestar, pero esperar que él supla todas tus necesidades y te haga feliz, es meramente una ilusión.

 

No tengas expectativas irrealistas. Esperar que tu esposo lleve las medias sucias al lavadero, lave los platos después del desayuno y responda románticamente a todas tus necesidades emocionales; por su parte, esperar que tu esposa satisfaga todas tus fantasías eróticas, responda afirmativamente a tus insinuaciones sexuales y sea madre y esposa a la vez es, sencillamente, prepararse para vivir desilusionado.

 

En lugar de exigir y esperar que tu pareja responda a tus necesidades, toma tú la iniciativa para satisfacer las necesidades de ella.

 

Deja que el amor vuelva tu atención hacia tu cónyuge. ¡Inténtalo! Te sorprenderás de los resultados positivos que obtendrás, no solo porque dar es mejor que recibir, sino porque tu pareja responderá animosamente a tus actos de servicio. Y cuando esto suceda, estarán más cerca uno del otro como nunca antes lo estuvieron. ¿Por qué? Porque la calidad de la relación depende de cuánto se suplen las necesidades de ambas partes.

 

No hagas responsable a tu pareja de tus frustraciones. Hazle saber que vives bien a su lado. No la critiques. Aliéntala. No desapruebes sus acciones o intenciones. Bríndale aceptación y sé su mayor apoyo.

No esperes que tu esposo/a sea como tú. No proyectes tus exigencias en el desempeño de tu pareja. “¿Acaso no quieres que la vida de casado sea un lugar en el que puedas disfrutar al expresarte con libertad y crecer dentro de un ámbito seguro en el que recibas aliento aun cuando fracases? Tu pareja también lo desea, y el amor te da ese privilegio”, Lawrence Kimbrough.

 

Ustedes son seres únicos, con personalidad única y, en el matrimonio, se pueden acercar hasta hacerse uno solo en alma y espíritu, pero sin perder la individualidad.

 

Celebra las diferencias. “Dios sabía que iba a haber un lugar en su plan para los introvertidos y los extrovertidos, para los que piensan y para los que sienten, para aquellos que planean las cosas y para aquellos que son espontáneos. Él hizo que algunas personas fueran soñadoras y, otras, se contentaran con las cosas como están. ‘Diferente’, no significa automáticamente ‘equivocado’”, Mich Temple.

 

Concéntrate en las fortalezas. Es más fácil ver la paja en el ojo de nuestro cónyuge que ver el palo en el nuestro. Aumenta tu habilidad para valorar los aspectos positivos de tu pareja. Adquiere el hábito de admirar los atributos de tu esposo/a y pasa por alto sus debilidades (siempre y cuando no sean fallas morales o de carácter que hieran la relación).

 

Afirma a tu cónyuge. Las parejas que hacen de la afirmación un hábito de vida tienden a incrementar el sentido de valía personal logrando a la postre el cumplimiento de las metas. “La afirmación se convierte en un proceso para animar al cónyuge, lo que provoca que éste utilice todos sus recursos para lograr el más alto nivel de productividad y creatividad”, Fim Conway.

 

“Afinidad, aceptación, autenticidad y asistencia, son todos ingredientes importantes en la receta de las relaciones ricas; pero la afirmación, bueno, permíteme decirlo así: ese es el condimento. No querrás prescindir de eso”, Lee Ostrobel.

 

Desafío matrimonial

 

“Amar es encontrar en la felicidad del otro tu propia felicidad”, Gottfried Wilhelm.

 

  • Piensa en la necesidad más grande de tu pareja. Demuestra tu amor diciendo “sí” a esa necesidad, sin que te lo pida.

 

  • ¿Sabes qué libro le gustaría leer a tu cónyuge? Adquiérelo y léele un capítulo cada noche o mientras toma un baño y se relaja en la bañera.

 

  • Levántate más temprano y prepara un desayuno atípico o cocina una comida internacional para tu pareja.

 

  • ¿Qué debilidades podrías pasar por alto sin que afecte la relación?

 

  • Ten una charla de corazón a corazón y, en un momento, pregúntale sinceramente: “¿en qué puedo ayudarte?”.

 

  • Ora a Dios pidiendo un espíritu de celebración. Podrías inspirarte en las palabras de Proverbios 5:15 y 19:14. “Gracias Señor porque entiendo que mi cónyuge es tu especial regalo para mi vida. Celebro y me alegro en tus bendiciones que llegan por medio de mi pareja”.

 

  • Finalmente, ¿cuándo fue la última vez que le dijiste a tu cónyuge lo importante que era para ti? Jamás des por sentado que sabe cuánto la amas. Todos y cada uno de nosotros necesitamos que nos lo digan de vez en cuando. Así que díselo.

 

 

Extraído del libro “Casados y Felices” – Ramón Osorio

 

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Pastores Cinalli

Extraído de página web www.placeresperfectos.org

Artículo “El Condimento del Amor”

 

AMOR EN TIEMPOS DE INTERNET

AMOR EN TIEMPOS DE INTERNET

Cuando el Internet Resulta Peligroso para la Paz del Matrimonio.

Este artículo ha sido gentileza de los Pastores Cinalli, ministros de Dios dedicados a la obra de la restauración sexual y que contribuyen a la formación de matrimonios más sólidos y familias más sanas. Visite su página web “Placeres Perfectos” en (www.placeresperfectos.org).

 

 

Muchas personas que flirtean en Internet no sienten que están siendo infieles a sus parejas. Sus parejas, en cambio, piensan todo lo contrario.

 

¿Qué es la infidelidad? ¿Basta con pensar en otra persona, con desearla? ¿Es peor enamorarse de alguien o acostarse? La traición, ¿comienza en la mentira o en el contacto físico con otra persona?

 

Jesús dejó bien en claro que en el adulterio no es necesario involucrar los genitales. “Pero ahora yo les aseguro que si un hombre mira a otra mujer con el deseo de tener relaciones sexuales con ella, ya fue infiel en su corazón”, Mateo 5:28 (TLA). Los ‘encuentros cercanos’ (abrazos, besos y caricias), las conversaciones íntimas, tomar un trago solos y a extrañas horas, las llamadas telefónicas inoportunas o demasiado tiempo compartido en Internet con una persona diferente al cónyuge constituyen una traición. No se ha llegado necesariamente al coito, pero existe un lazo emocional que pone en peligro el vínculo marital.

 

Igualmente constituiría infidelidad el hecho de que alguien esté físicamente con su cónyuge, pero excitándose con los recuerdos de otras personas. El consumo de pornografía alienta este tipo de comportamiento. La pornografía genera deseos sexuales que llevan al cónyuge a tener sexo con su pareja pensando en sus fantasías. No está ‘presente’ durante la relación sino que se excita con actividades sexuales que ha visto, ha soñado o ha vivido en el pasado. Sus fantasías son más agradables que sus experiencias en la recámara matrimonial.

 

El concepto bíblico de la fidelidad se puede sintetizar de la siguiente manera: “Para siempre, en cuerpo y alma, sin malos pensamientos ni deseos por otras personas”.

 

Muchas parejas continúan con el matrimonio, aunque no sea lo que soñaron o esperaron, mientras se refugian en una vida alterna de fantasías. Mantienen el matrimonio sin percatarse de que sus pensamientos alimentados por la pornografía en los hombres y por las novelas románticas en las mujeres, han dejado desprotegido y vulnerable al matrimonio.

 

Ya no se extraña al otro, ya no se suspira por su presencia, ya no se siente su ausencia. Aparece una especie de embotamiento; si él o ella están, o no, da lo mismo. Cada uno de ellos siente que vive ‘en paz’ cuando está solo/a, y agobiado/a cuando comparte el espacio con su pareja. Las críticas mordaces y los insultos solapados son la forma de relacionamiento diario. La intimidad es rutinaria, espaciada y poco gratificante. “Normalmente cuando una pareja pasa por una etapa de desencanto y la rutina se instaura como pauta de funcionamiento, crece la posibilidad de la infidelidad emocional. Si solo deseo que llegue el lunes para poder verlo/a en el trabajo, si constantemente quiero hablar o chequear el e-mail para ver si me ha escrito, significa que el fuego está cerca. Aquí puede surgir el engaño, la culpa y el remordimiento”.

 

Hoy en día se permanece mucho más tiempo en el trabajo que con el cónyuge. Este medio facilita las amistades especiales; es decir, personas con las que da gusto hablar, trabajar y relacionarse de modo más directo. Comienzan los coqueteos, las insinuaciones y conversaciones íntimas y privadas, las que, finalmente provocarán conexiones emocionales muy fuertes. Como dijo Catherine Deneuve: “Un flirteo es como una pastilla. Nadie puede predecir exactamente sus efectos secundarios”. Salomón lo dijo así: “La sabiduría te librará de la mujer (persona) inmoral, de las palabras seductoras de la mujer (persona) promiscua… Entrar a su casa lleva a la muerte, es el camino a la tumba”, Proverbios 2:16-18 (NTV) énfasis del autor.

 

Toda persona quiere que su cónyuge sea leal, tanto en acciones como en pensamientos. La infidelidad destruye el matrimonio o hace que la reconstrucción después del adulterio sea un verdadero milagro. El matrimonio es el único ámbito en que Dios bendice las relaciones sexuales. Dentro de los límites del matrimonio la unión sexual debiera ser una verdadera dicha.

 

Por medio de este capítulo Dios mismo quiere hablarte, ¿cuál será tu respuesta frente al dilema que plantea la fidelidad? ¿Existen conductas que corregir, pecados del pensamiento que confesar o, tal vez, lazos emocionales que cortar? Recuerda que diste tu palabra y estableciste pacto con tu cónyuge. Una decisión tan importante debería significar algo. Un hecho tan trascendental de tu vida, como es tu matrimonio, debería moverte a actuar de modo que hagas lo que prometiste hacer.

 

Alguien dijo una vez y con mucha razón: “Si mantienes tus votos de fidelidad, éstos mantendrán tu matrimonio”.

 

 

Extraído del libro “Que tu matrimonio no se arrugue” – José Luis Cinalli

 

 

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Pastores Cinalli

Extraído de página web www.placeresperfectos.org

Artículo “Amor en tiempos de Internet”

 

 

 

CUANDO CAE LA NOCHE

CUANDO CAE LA NOCHE

Cuando Descuidamos Nuestra Relación de Pareja

Este artículo ha sido gentileza de los Pastores Cinalli, ministros de Dios dedicados a la obra de la restauración sexual y que contribuyen a la formación de matrimonios más sólidos y familias más sanas. Visite su página web “Placeres Perfectos” en (www.placeresperfectos.org).

 

Días atrás descubrimos que las luces traseras de nuestro automóvil quedaban encendidas aun cuando nadie apretaba el freno. Por temor a que se agotara la batería decidí desconectar el bulbo que controla dicho mecanismo (escribe José Luis). Ahora puedo conducir y frenar con la única salvedad que no se encienden las luces rojas correspondientes. Esto trae un peligro asociado, ya que los automovilistas que vienen detrás no saben cuándo freno y eso podría terminar en un desastre. Si no arreglo pronto el desperfecto podría estar en serios problemas.

 

De la misma manera muchos matrimonios simulan andar sin problemas por la vida pero esconden ‘desperfectos’ que podrían, a la postre, ocasionar un desastre mayúsculo a la relación. He aquí algunos de ellos:

 

  • Postergación de las relaciones íntimasTener relaciones sexuales no significa que exista un vínculo matrimonial sano, pero la interrupción brusca o el distanciamiento paulatino podría significar una advertencia de decadencia. Por regla general, una pareja debe funcionar bien fuera de la cama para asegurar una intimidad gratificante para ambos. En otras palabras, problemas fuera del dormitorio ocasionan problemas dentro del dormitorio.“Si el sexo se encuentra solo en el cuerpo, es una urgencia biológica; si aparece únicamente en el intelecto, es una obsesión; si está en el corazón, es una prueba más de que el amor existe. Si no se siente en ningún lado, es patología, alarma general”, Enrique Mariscal.

 

  • Escasa comunicación.La queja más frecuente de toda mujer es que su esposo no la escucha. Una investigación concluyó diciendo que toda mujer tiene 17 segundos de atención máxima de su pareja antes de que se desconecte. Lo que no logra decir en ese breve tiempo no será escuchado después. Los hombres, en general, hablan menos y, cuando lo hacen, comparten información, a diferencia de la mujer que habla con más palabras y comparte sentimientos. El hombre es por naturaleza un ‘solucionador’ de problemas. Trata de ‘arreglar’ a todo el mundo, incluyendo a su esposa. Lo que no sabe es que cuando una mujer comparte lo que siente no significa que busque una solución sino un oído dispuesto a escuchar. La relación matrimonial mejoraría consistentemente si el esposo escuchara más y opinara menos. Si tu pareja observa que inviertes tiempo de calidad en la relación, será más sensible a tus propias necesidades. Recuerda: tu matrimonio será tan bueno como la comunicación que tengas con tu cónyuge.

 

  • Descuido de la apariencia física.Por regla general la mujer suele ‘producirse’ a fin de ‘conquistar’, pero una vez casada descuida su dieta y su físico. Lo mismo sucede con los hombres. Sin embargo, hombres y mujeres responden mejor al galanteo cuando su pareja está aseada, perfumada, arreglada y bien vestida. Si notas que tu pareja se ha descuidado o tú lo has hecho, atrévete a cambiar y anima con tu ejemplo a que tu compañero/a también lo haga.

 

  • Desapego en las expresiones de cariño.Una investigación deja ver que los novios se tocan significativamente más de 37 veces por día; en cambio, los casados lo hacen con menos asiduidad conforme pasa el tiempo. El romanticismo no debería ser propiedad exclusiva del noviazgo. La falta de expresiones de este tipo condena al matrimonio a la monotonía, a la mediocridad, y esto a la larga, termina con el erotismo.

 

  • Falta de respeto.Las palabras irreflexivas pueden originar heridas profundas. Nada duele más que una palabra airada. El mostrar desacuerdo con tu pareja no te habilita para ofenderla. Sé suave al comunicar tu disgusto. No lastimes el alma. Podrás disculparte con lágrimas, pero nada quitará el daño ocasionado.

 

  • Desinterés en la relación con Dios.Si hay alguien que quiere que tu matrimonio prospere, ese es Dios; y si hay alguien que buscará por todos los medios que tu matrimonio naufrague, ese es el diablo. Charles Swindoll cuenta acerca de una experiencia escalofriante que le tocó vivir a una dama de su iglesia mientras viajaba en un avión. Cuando sirvieron la comida, ella notó que el hombre que estaba a su lado no comió la suya. Mientras los demás comían, él periódicamente agachaba su cabeza y cerraba sus ojos, al parecer en oración. Cuando las auxiliares de vuelo recogieron las bandejas vacías, él entregó la suya sin tocarla. Ella le dijo: “Noté que usted estaba orando. ¿Es cristiano?”. El respondió: “No; en realidad soy satanista. Esperamos ver que los matrimonios de cien líderes cristianos fracasen este año. Estamos ayunando y orando a Satanás con ese propósito”. Allí está el verdadero enemigo. Tal vez pienses que tus problemas maritales surgieron por un pasado trágico, dificultades financieras, excesivo equipaje emocional, parientes políticos entrometidos, hijos rebeldes, mala comunicación, un cónyuge que no te apoya, etc. Todos esos desafíos son significativos y no sugerimos que Satanás esté detrás de cada dificultad. Sin embargo, el diablo se aprovechará de cualquier oportunidad. Por tal motivo, vela por tu matrimonio.

 

 

Desafío matrimonial

 
Piensa en la siguiente escena.

El esposo llega del trabajo. La esposa lo recibe con un rico té y galletitas recién horneadas, al momento que le pregunta cómo le ha ido y él responde: “Bien”. Acto seguido, él se saca los zapatos, se pone ropa ligera y enciende la televisión para escuchar noticias o deportes. A pesar de haber estado separados durante casi todo el día, las vivencias se reducen a una palabra: “Bien”. Por la noche, ya tarde, el esposo se pregunta por qué su esposa se queja de falta de intimidad. Cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia. Gary Chapman dijo: “No se puede resumir diez horas de ausencia en una sola palabra. Es necesario que aprendamos a tener momentos diarios de comunicación”.

¿La intimidad se ha vuelto monótona? ¿El desapego es la regla? ¿Ya no intentas seducir a tu pareja? ¿Boicoteas los encuentros sexuales?

Si la noche ha caído sobre tu relación puedes pedirle al Sol de Justicia (Jesucristo) que vuelva a iluminar tu matrimonio. Dile: “Jesús, que la luz perpetua y la paz completa venga a mi hogar. Necesito tu auxilio en este tiempo de oscuridad. Renuévame y dame las fuerzas para luchar por mi familia. Gracias porque sé que tú me ayudarás. Amén”.

 

 

Extraído del libro “Casados y Felices – Ramón Osorio

 

 

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Pastores Cinalli

Extraído de página web www.placeresperfectos.org

Artículo “Cuando cae la noche”

 

 

DESPUÉS DE LA INFIDELIDAD

DESPUÉS DE LA INFIDELIDAD

¿Qué Hacer Después de la Infidelidad?

Este artículo ha sido gentileza de los Pastores Cinalli, ministros de Dios dedicados a la obra de la restauración sexual y que contribuyen a la formación de matrimonios más sólidos y familias más sanas. Visite su página web “Placeres Perfectos” en (www.placeresperfectos.org).

 

Se ha dicho, y con razón, que la muerte de la pareja es menos dolorosa que la traición de ésta. La infidelidad afecta la autoestima del cónyuge víctima. Se siente confundido y descartado. Entierra sus más preciados sentimientos y deja de confiar. Sospecha de todo y se amarga. Aparece el deseo de venganza. Siente furia. Las consecuencias que se desatan son muchas y nadie quiere asumirlas. El sabio Salomón dijo: “¿Puede alguien echarse brasas en el pecho sin quemarse la ropa? ¿Puede alguien caminar sobre las brasas sin quemarse los pies? Pues tampoco quien se acuesta con la mujer ajena puede tocarla y quedar impune… Al que comete adulterio le faltan sesos; el que así actúa se destruye a sí mismo”, Proverbios 6:27-32 (NVI).

 

Meterse en la cama con una persona que no es el cónyuge es una decisión cuyos resultados nadie quiere afrontar. David podría darnos cátedra sobre este tema. Aunque tenía un harén de mujeres se obsesionó con Betsabé, esposa de un hombre de su confianza y mantuvo relaciones sexuales con ella. Dios lo amonestó por el pecado y sentenció: “No se apartará jamás de tu casa la espada”, 2º Samuel 12:10.

 

El juicio se cumplió cabalmente. El niño nacido de la relación adúltera murió. Absalón, uno de sus hijos mató a su hermano Amnón (el primogénito del rey) por violar a Tamar (otra hija del rey), 2º Samuel 13; después de un tiempo Absalón usurpó el trono a su propio padre (2º Samuel 15) y, finalmente, murió a manos de uno de los generales del ejército de David.

 

David aprendió que el camino de la infidelidad libera el mal en grados descomunales y que una vez liberado no existe forma de detenerlo. El adulterio abre la puerta al mismo infierno: violación, incesto, rebelión y asesinato en el seno de su propia familia son algunas de las consecuencias que podemos mencionar.

 

La infidelidad es como un huracán que destroza todo a su paso. Destruye relaciones, fragmenta familias y arruina futuros. Los idilios más prometedores, las pasiones más fuertes y las emociones más vibrantes en manos del amante quedan regados por personas lisiadas y futuros arruinados. Los patrimonios más estables se evaporan y las familias más firmes se dividen. No hay nada que una infidelidad no destruya. En el caso que estamos tratando todos sufrieron las consecuencias de la relación adúltera de David con Betsabé: los hijos del rey, el niño nacido de la relación ilícita y el esposo de Betsabé.

 

“El pecado es un ladrón. Roba nuestros sueños, nuestras esperanzas y nuestro gozo y no deja sino únicamente pena, tristeza, sufrimiento, remordimiento, destrucción y devastación a su paso”, Audrey Meisner. Eso es verdad, pero también es verdad que contamos con un Dios que restaura a lo grande. A pesar de los difíciles momentos que estés atravesando, ese sombrío panorama será nada cuando la gracia de Dios dé lugar a su misericordia. La restauración de tu vida y tu familia será tan grande como GRANDE es el Dios que tienes.

 

Si eres víctima de una infidelidad, situación que representa el reto más grande para un matrimonio, no existe exigencia bíblica para que sigas casado/a. Dios permite el divorcio en este caso. Sin embargo, si tu cónyuge genuinamente se ha arrepentido y está dispuesto a realizar el difícil trabajo de reconstruir la confianza, anímate a aplicar una gracia nada común. En tanto que te asiste el derecho de irte, tal vez estés abandonando una felicidad mayor y la más grande de todas las sanidades que surgirá al extender la gracia en lugar de alejarte y reclamar tu derecho. Es una senda difícil, es verdad. Es más arriesgada. Exige inmensa fe y enorme perdón. Pero las recompensas no visibles pueden ser más grandes de lo que podrías imaginarte. El divorcio no borrará el dolor ni el daño que la infidelidad te ha causado. Tú deberás sanar de cualquier manera. La cuestión es, ¿cómo y con quién vas a decidir sanar tu corazón?

 

Tiempo atrás recibimos por mail un archivo adjunto con un libro titulado Un matrimonio bajo cobertura. Unos amigos nuestros tuvieron la gentileza de compartirnos este material con la intención de que escribiéramos algunas palabras de aprobación a la editorial que estaba a punto de publicarlo. El libro es el testimonio de Audrey y Bob. Ante la infidelidad de su esposa, Bob tenía que tomar una decisión: escoger la misma ruta que habían elegido los acusadores de la mujer adúltera (Juan 8); es decir, humillar públicamente a su esposa y declarar abiertamente su pecado mientras satisfacía su propio orgullo magullado y egoísta, así como su autojusticia ofendida; o elegir la ruta que Jesús prefirió y cubrir la ofensa de su esposa para que ella fuese protegida y pudiese experimentar el perdón y la restauración. “El conflicto era grande en mi mente (dice Bob), entre hacer lo que era correcto y hacer lo que yo quería hacer. Como marido y como seguidor de Cristo, yo sabía que lo correcto era encubrir y cubrir. En ese entonces, sin embargo, mi dolor era aún tan crudo y mi herida tan viva que una gran parte de mi quería contraatacar y herir a Audrey, tanto como ella me había herido a mí. Era control con la intención oculta de castigar”.

 

El terapeuta familiar les había aconsejado orar juntos cada noche mirándose a los ojos porque existe mayor intimidad cuando se miran, se conectan y se tocan mutuamente al orar. En otras palabras, la persona con la que más intimidad tenemos es aquella con la que oramos más. Por eso es peligroso pasar más tiempo con un compañero de oración que con el propio cónyuge. Aquella primera noche después de la “bomba” que significó la confesión de ella, balbucearon juntos una oración más por obediencia al consejero que por convicción personal. Aunque todavía había mucho camino por recorrer, la sanidad había comenzado.

 

Días más tarde, el terapeuta confrontó a Bob diciéndole: “Necesito saber si serás o no el hombre de Dios que mantenga este hogar unido. Depende de ti. Lo que Audrey hizo queda en el pasado. Lo que se ha hecho, hecho está. Lo que ocurrirá de ahora en adelante depende de ti”. Bob se conmovió y, a pesar del gran dolor que sentía tomó la decisión de hacer lo humanamente posible para mantener a flote su familia. La sanidad no fue instantánea y a veces es mejor que así sea. La sanidad profunda y la limpieza a fondo requiere morir a nuestros deseos egoístas antes de que ocurra el milagro de la restauración.

 

En ese proceso hacia la sanidad, Audrey y Bob llenaron sus frágiles corazones de esperanzas aunque a veces parecían desvanecerse entre las profundas y obscuras sombras de la desesperación. “Pero también desesperadamente nos aferrábamos al más pequeñísimo de los hilos de optimismo, al más mínimo fragmento de un razonamiento que nos llevara a creer que las cosas iban a mejorar”, cuenta Bob Meisner.

 

Audrey tuvo que romper absolutamente todo contacto con el “otro” hombre. Si existe alguna esperanza o mínimo deseo de rescatar el matrimonio se debe romper la relación adúltera inmediata, deliberada y completamente.

 

Audrey aprendió cuán maléfico es el pecado: “El pecado no es algo con lo que se puede jugar. El pecado es un cáncer que no se puede mimar o ignorar. Y al igual que un cáncer físico, el pecado te matará si se le permite seguir su curso, Santiago 1:14-15. ¡Rompe ese contacto ahora mismo! No puedes restablecer el pacto mientras continúes abrazando aquello mismo que está atacando a tu pacto”.

 

El tiempo pasó y Bob había hecho una decisión delante de Dios de cubrir a su esposa, amarla y permitir que la sanidad llegara completamente. “Lentamente comencé a sanar, comencé a recordar que, como marido y padre tenía una responsabilidad delante de Dios de ser sacerdote, proveedor y protector de mi hogar. Esa es la esencia de la cobertura”.

 

Todo iba bien hasta que Bob supo que su esposa Audrey estaba embarazada del “otro”. La situación empeoró. Después de un prudente tiempo donde reordenaron sus ideas y tomaron coraje, decidieron contarlo a sus hijos. Bob reunió a su familia en una de las habitaciones, compró una manta especial con la que cubrió a su esposa y luego les dijo a sus hijos que cuando cometemos un error y nos arrepentimos Dios nos abraza, nos sostiene muy cerca y nos cubre con su infinito amor, de la misma manera que él estaba cubriendo a Audrey. Entonces procedió a decirles a los niños lo que su mamá había hecho y que, como resultado, ahora tendría un bebé. Los niños no veían el rostro de su madre mientras su padre les explicaba lo que había sucedido. Los niños recibieron mucho alivio cuando su padre dijo que no iban a separarse.

 

Una profunda paz inundó toda la habitación. Las lágrimas corrieron y todos se abrazaron sosteniéndose unos a otros. Los niños aceptaron a su nuevo hermano con entusiasmo. Bob sacó tres juguetes que había comprado y se los dio a sus hijos y les dijo que esos serían los primeros regalos que su nuevo hermanito recibiría. La familia seguía en pie. Dios los había cubierto. Bob había tenido el valor de perdonar y cubrir.

 

La familia seguía en pie. Dios los había cubierto. Bob había tenido el valor de perdonar y cubrir.

Lo que quedaba ahora era resucitar el amor perdido. ¿Cómo se hace? ¿Cómo se rescata un matrimonio devastado por la infidelidad y la traición? ¿Cómo se protege un matrimonio apaleado por el engaño? Bob y Audrey tienen la respuesta: “La clave es aprovechar el verdadero amor en su fuente sobrenatural, que es Dios. Esto requiere humildad, honestidad, entrega y obediencia a diario; permitir que Dios te lleve en tu propio viaje personal hacia la plenitud. Amar como Cristo amó es imposible si uno no está conectado a la fuente. No es natural. Todo es sobrenatural”.

 

La prueba final para Audrey fue perdonarse a sí misma. Por mucho tiempo creyó que debía seguir siendo castigada por lo que había hecho. En el fondo creía que no merecía ser totalmente libre; hasta que un día renunció a estar aferrada a ese pensamiento y aceptó el perdón divino sobre su vida.

 

Dios quiere llegar a las grietas más profundas, al dolor más intenso y sanar por medio de su amor incondicional. El veneno ponzoñoso de la amargura y la culpa se retirarán y llegará la plenitud. Si necesitas recibir esta gracia, ¡tómala para tu vida! Está disponible en este preciso instante. Acude a la cruz y deja que el amor de Cristo te cubra y te sane.

 

La liberación total de Bob y Audrey llegó cierta noche, cuando un pastor ministró profundamente a sus corazones. Bob rompió con una imagen mental que el diablo había edificado, en relación al momento en el que su esposa había concebido al bebé. Eso no lo dejaba dormir; lo torturaba por las noches. Dios liberó a Bob. Por su parte Audrey aceptó perdonarse a sí misma y reconocer que también podía ser libre de ese castigo. “Esa noche nos fundimos en un abrazo y lloramos. Ese abrazo fue único. En ese momento significativo, se recuperó el amor verdadero y sin mancha. Era una libertad como nunca antes habíamos experimentado. Después del proceso de perdón radical, Audrey instantáneamente se sintió segura y a salvo de nuevo, por primera vez en años”.

 

El testimonio de Bob y Audrey debe alentarte a creer que la restauración es posible. Dios sí perdona y sí restaura. Él rescata y sana a las personas quebrantadas y las libera a un futuro prometedor. ¡Ten esperanza! Él puede sacar belleza entre las cenizas, alegría de la tristeza y del llanto gran risa. Bob y Audrey dicen: “No importa que tan dolorosa haya sido la crisis por la que han tenido que atravesar, ustedes todavía pueden tener un matrimonio de ‘tierra prometida’. Si ambos están dispuestos a pagar el precio pueden tener un matrimonio más pleno del que tuvieron hasta ese momento”.

 

De la decisión que cada cónyuge tome depende el futuro. Siempre habrá dos opciones: exponer, culpar y terminar para siempre la relación o luchar por la restauración de matrimonio. Nosotros abogamos por la restauración. Debes luchar por tu familia y el futuro de tus hijos, ¡vamos, lucha por los sueños que alguna vez tuvieron juntos!

 

El matrimonio de Bob y Audrey volvió al trabajo pastoral y a sus audiciones televisivas. Por supuesto, no fue fácil. Muchos no creyeron que ellos podían ser restaurados en semejante ministerio. Especialmente ella fue descalificada por varios miembros del personal. Es posible que la crítica te golpee duro. Es posible que aquellos que estuvieron a tu lado te abandonen pensando que estás descalificado para el trabajo. Hay personas que simplemente no crean que la restauración completa pueda ocurrir en un matrimonio que ha sido sacudido y devastado por el adulterio.

 

Sí, es posible, pero Jesús no te abandonará. Los que pretendían ajusticiar a la mujer adúltera dejaron de incriminarla cuando Jesús los retó a escuchar la voz de su propia conciencia: “Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”, Juan 8:7 (NVI). Y dice la Biblia en Juan 8:9: “Al oír eso, los acusadores se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los de más edad, hasta que quedaron solo Jesús y la mujer en medio de la multitud”. Cuando quedó sola, Jesús estaba a su lado para consolarla y darle un nuevo comienzo.

 

No te dejes vencer por lo que otros piensan, no dejes que la opinión de los demás te destruya. La orfandad, la desdicha y la desesperanza no son tu porción en el futuro. Este es el momento de permitir que la gracia de Dios sea la que determine una nueva dirección para tu vida. Lo que tú eres no está definido por lo que la gente diga, lo que tu pasado diga ni por lo que el diablo diga. Tú puedes recibir la gracia inmerecida de Dios. Él es el único que puede determinar tu futuro. No es cuestión de merecimiento, si lo merecieras no sería gracia. Es gracia porque no se merece; se recibe. Tú eres lo que Dios determina. Tú sigues siendo la “niña de sus ojos” y eso es lo que verdaderamente vale.

 

Si tu matrimonio está roto o a punto de romperse, el testimonio de Bob y Audrey debería darte esperanzas. La restauración de Dios está disponible para cualquiera que la necesite y esté dispuesto a pagar el precio. Por supuesto que requerirá la participación de los dos, porque si uno no está dispuesto es poco lo que se puede hacer, solamente orar. Pero aun con ese “poco”, puedes luchar. “Nada es imposible para Dios y si oras nunca sabes lo que puede ocurrir. Dios puede torcer el curso de los acontecimientos y cambiar hasta la situación más imposible. No importa dónde estés ahora, Él puede levantarte más alto de lo que estuviste una vez. No importa cuán destituido estés, Él te puede rescatar; no importa cuán roto, Él puede restaurarte; no importa cuán atado, Él puede liberarte. ¡Él es Dios Todopoderoso, creador del cielo y la tierra, nuestro Redentor…!”

 

No existe adversidad que no pueda vencerse si dos seres humanos están dispuestos a perdonarse completamente, sin permitir que el pasado controle el futuro.

 

Dejemos que ellos resuman con sus propias palabras esta gran enseñanza: “Siendo el Buen Pastor que Él es, el Señor nos ha llevado de manera segura a través del valle de sombra y de muerte, a través de la miseria y el dolor, de la angustia y la tristeza, el enojo y la amargura, el rechazo y la vergüenza, de regreso a la ‘tierra prometida’ de amor y luz, de misericordia y gracia, de perdón y redención. Él nos llevó desde el árido desierto de la duda y la devastación hacia los fértiles valles de la garantía de confianza y humilde dependencia de Él. En el camino, Él nos abrió nuevas dimensiones de su naturaleza y carácter que nos han puesto en asombro sobre la grandeza y la majestad de nuestro Dios como nunca antes. El enmendó nuestras esperanzas destrozadas y restauró nuestros sueños rotos para que hoy, contra toda lógica y expectativas humanas de que suceda lo contrario, Audrey y yo disfrutemos de un matrimonio más fuerte, mejor y más brillante con amor y vida como nunca antes. Y esto no tiene nada que ver con nosotros, tiene todo que ver con Él”

 

Extraído del libro “Que tu matrimonio no se arrugue” – José Luis Cinalli

 

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Pastores Cinalli

Extraído de página web www.placeresperfectos.org

Artículo “Después de la infidelidad”

 

 

¿CÓMO ELEGIR BIEN?

¿CÓMO ELEGIR BIEN?

¿Cómo Saber si mi Pareja es la Indicada Para el Resto de mi Vida?

Este artículo ha sido gentileza de los Pastores Cinalli, ministros de Dios dedicados a la obra de la restauración sexual y que contribuyen a la formación de matrimonios más sólidos y familias más sanas. Visite su página web “Placeres Perfectos” en (www.placeresperfectos.org).

 

Edificar un matrimonio, y por ende una familia, guarda similitud con la construcción de una casa. Así como ciertas leyes y principios de la arquitectura deben respetarse para que la edificación no corra riesgo de derrumbe, con el matrimonio ocurre exactamente lo mismo. No se pueden violar los principios bíblicos sin sufrir serias consecuencias. A continuación te brindaremos aquellos que son esenciales:

 

  1. Elige siempre la santidad

 

 No existe consejo más importante. ¿Más importante que orar? Sí, pues sin santidad tus oraciones no serán escuchadas: “La maldad de ustedes los ha separado de Dios. Sus pecados han hecho que Dios se tape los oídos y no quiera escucharlos”, Isaías 59:2 (TLA). ¿Más importante que leer la Biblia? Por supuesto. Podrías recitarla de memoria, pero si no la obedeces no te servirá en absoluto. ¿Más importante que fundar una iglesia? Claro que sí. “Olvidó, pues, Israel a su Hacedor, y edificó templos”, Oseas 8:14a. Israel edificó templos sin Dios. ¿Y qué sucedió? “Yo le prenderé fuego a todo lo que construyan”, Oseas 8:14b (TLA).

 

Un Dios santo solo puede tener comunión con una persona que ha sido santificada“… Procuren llevar una vida santa, porque los que no son santos no verán al Señor, Hebreos 12:14 (NTV).

 

La fuerza de Sansón se debía no a su larga cabellera sino a lo que ésta simbolizaba: “El cabello que lleva sobre su cabeza es símbolo de su consagración a Dios, Números 6:7 (NTV). El poder espiritual y la pureza son inseparables. Comparemos a Sansón con Balaam. Sansón reveló el secreto de su fuerza a Dalila, y Balaam le descubrió a Balac el secreto del poder espiritual de Israel. Número 22 registra la historia de un rey llamado Balac quién contrató los servicios del profeta Balaam para que maldijera al pueblo de Israel, pero Dios no lo permitió. Dios protegía a Israel porque permanecía en santidad. Balaam no podía maldecir a Israel entonces, para no perder la recompensa, concibió un plan diabólico. Le enseñó a Balac una forma en que Israel perdería la presencia y la bendición de Dios. Le aconsejó que sus mujeres sedujeran a los hombres de Israel a cometer inmoralidad sexual: “Tengo unas cuantas cosas en tu contra: que toleras ahí a los que se aferran a la doctrina de Balaam, el que enseñó a Balac a poner tropiezos a los israelitas, incitándolos a… cometer inmoralidades sexuales”, Apocalipsis 2:14 (NVI). Balaam le dio a Balac el código secreto para que Israel perdiera la presencia, y por ende la protección: Los israelitas tuvieron relaciones sexuales prohibidas con las mujeres moabitas… Ellas los invitaron a sus fiestas. Allí comieron juntos y adoraron a los dioses de los moabitas. Fue así como el pueblo de Israel adoró al dios Baal-peor. Entonces Dios se enojó muchísimo, Números 25:1-3 (TLA).

 

La mayor derrota de Israel fue perder la PRESENCIA DE DIOS. Es como si Balaam le hubiera dicho: “Si puedes lograr que ellos pierdan la santidad, perderán a Dios y también su bendición”. La falta de santidad aleja a Dios de nuestras vidas. “El Señor… anda por tu campamento para protegerte… Por eso tu campamento debe ser un lugar santo; si el Señor ve algo indecente, se apartará de ti, Deuteronomio 23:14 (BAD).

 

Felipe Henry solía decir a sus hijos: “Procuren agradar a Dios y se agradarán el uno al otro. Les deseo santidad y estoy seguro de que tendrán entre ustedes felicidad”.

 

  1. Elige una pareja santificada.

La mayor debilidad que los hijos de Dios han revelado desde el principio de la humanidad ha sido escoger para sí cónyuges inconversos. Dios había ordenado expresamente que no se emparentaran ni adoptaran las costumbres de las naciones paganas: “No hagas tratados… no te unas en matrimonio con su gente… porque ellos harán que… se aparten de mí para rendir culto a otros dioses. Entonces el enojo del SEÑOR arderá contra ti, y pronto te destruirá…”, Deuteronomio 7:2-4 (NTV). Sin embargo: Los israelitas no obedecieron, sino que permitieron que sus hijos y sus hijas se casaran con gente de esos pueblos, y que adoraran a sus dioses, Jueces 3:5-6 (TLA). Los israelitas se mezclaron con los paganos y adoptaron sus malas costumbres… y eso resultó en su ruina… Por eso, el enojo del SEÑOR se encendió contra su pueblo y… los entregó a las naciones paganas… Sus enemigos los aplastaron y los sometieron a su cruel poder”, Salmo 106:35-42 (NTV). ¿Lo ves? Perdieron la santidad y también la protección. “Pues el SEÑOR ha rechazado a su pueblo… porque… han formado alianzas con paganos, Isaías 2:6 (NTV).

 

El pueblo que regresó del exilio no aprendió la lección, ya que cometió el mismo pecado: “Muchos del pueblo de Israel… no se han mantenido separados de los otros pueblos… se han casado con mujeres de esos pueblos… De manera que la raza santa se ha corrompido… Peor aún, los primeros en cometer este ultraje han sido los líderes…”, Esdras 9:1-2 (NTV). Diez años después Nehemías tuvo que lidiar con el mismo pecado: “En esos días… me di cuenta que algunos judíos se habían casado con mujeres de Asdod, Amón y Moab… Por eso los reprendí, los maldije y hasta golpee a algunos de sus hombres y les arranqué el cabello. Les hice prometer en el nombre de Dios que sus hijas no se casarían con los hijos de esa gente… Les dije que no estaban siendo fieles a Dios por estar cometiendo nuevamente el mismo pecado…”, Nehemías 13:23-27 (PDT). ¿Aprendieron la lección? Jamás: “Judá… ha violado la santidad del templo… y los hombres de Judá han tomado por esposas mujeres que adoran a dioses falsos, Malaquías 2:11 (DHH).

 

Ahora lee cuidadosamente lo que dice el Nuevo Testamento: “No se unan ustedes en un mismo yugo con los que no creen. Porque ¿qué tienen en común la justicia y la injusticia? ¿O cómo puede la luz ser compañera de la oscuridad? No puede haber armonía entre… un creyente y un incrédulo”, 2ª Corintios 6:14-15 (DHH).

 

Hasta cuando Dios da permiso a una viuda para volver a casarse añade esta condición vital: “con tal que sea en el Señor”, 1ª Corintios 7:39. “La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quieracon tal que sea en el Señor, 1ª Corintios 7:39. “En el Señor” puede significar “con su bendición”. El consentimiento de los padres es importante pero, ¿y qué de tu Padre celestial? ¿Dará su consentimiento para que te unas a una persona inconversa? A lo largo de los tiempos los santos han pagado un alto precio por las uniones profanas. Dalila fue una maldición para Sansón. Mical tampoco ayudó a David. Hubiera sido mejor que se casara con la más pobre de todo Israel, sin más que la ropa que vestía, en lugar de aquella compañera arrogante que se burlaba de él por celebrar la fidelidad de Dios.

 

Antes de concluir con este punto queremos hacer una salvedad: puede existir yugo desigual aun entre creyentes. La Biblia dice: “Cómo andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo”, Amós 3:3. Que una persona diga ser cristiana no es razón suficiente para que te cases con ella, ni para que te asocies en los negocios o la tengas en tu círculo íntimo. El que vaya a la iglesia no es garantía, ya que el diablo no se pierde ningún culto y toma nota de todos los mensajes. Necesitamos discernimiento para saber con quién asociarnos. Cuando Esdras comenzó a edificar el templo los enemigos quisieron colaborar. Los enemigos… fueron a ver a Zorobabel y a los jefes judíos, y les dijeron: “Déjennos ayudarlos a reconstruir el templo de Dios. Nosotros adoramos al mismo Dios que ustedes. Desde que el rey… de Asiria nos trajo a vivir aquí, hemos estado presentando ofrendas a Dios, Esdras 4:1-2 (TLA). El Espíritu Santo afirma que son enemigos, pero ellos dicen adorar y presentar ofrendas al mismo Dios. Y en parte decían la verdad. Adoraban a Dios sin dejar de adorar a sus dioses. Eran sincretistas y querían infiltrarse para detener la obra de Dios. Recuerda que esa es la estrategia del diablo: mezclar lo malo con lo bueno. Jesús nos ensenó este principio en la parábola de la cizaña. Él dijo que el enemigo sembró la cizaña en el campo de trigo. Suele faltarnos el discernimiento espiritual a la hora de asociarnos, ya sea en el matrimonio, los negocios o el ministerio. ¿Y cómo nos damos cuenta de que una persona es realmente del Señor? Por sus frutos: “Ten cuidado de los falsos profetas que vienen disfrazados de ovejas… pero en realidad son lobos feroces. Puedes identificarlos por su fruto, es decir, por la manera en que se comportan. ¿Acaso puedes recoger uvas de los espinos o higos de los cardos?… de la misma manera que puedes identificar un árbol por su fruto, puedes identificar a la gente por sus acciones, Mateo 7:15-20 (NTV).

 

En conclusión, no te quedes atontado ante lo que ven tus ojos ni compres todo lo que te ofrecen. Lleva todo asunto ante el trono del Señor. Algunas cosas pueden resultar atractivas, pero provenir directamente del infierno.

 

Extraído del libro “Consejos Íntimos” – José Luis Cinalli y Silvia Cinalli

 

 

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Pastores Cinalli

Extraído de página web www.placeresperfectos.org

Artículo “¿Cómo elegir bien?”

 

 

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