Proceso de canonización del Nuevo Testamento

Cuando se habla del proceso de canonización Bíblica, debemos entender que la canonización, no fue forzada y aceptada de una vez, sino que fue un proceso natural, flexible (punto de vista personal), pero con criterios (especialmente en el Nuevo Testamento) que permitieron, con el paso de los años, llegar a un consenso general dentro de la Iglesia. 

El término “canon”, proviene del griego “kanon”  que significa vara (vara que sirve de estándar para medir). Este término se utiliza para describir el conjunto de libros aprobados para su inclusión en la biblia, serían entonces aquellos libros acreditados por Dios y que tienen inspiración divina.

En el caso del Nuevo Testamento, el canon se formó como una cuestión de consenso generalizada y no un pronunciamiento ejecutivo, en consecuencia pasaron varios años antes de que el canon fuera ampliamente reconocido. Así, en este proceso de canonización, se realizaron diversos concilios y aparecieron distintos hombres con propuestas de canon. En todo caso, toman relevancia el segundo concilio Trullano del año 962 DC y el concilio de Trento del año 1545 DC.

El desarrollo gradual del consenso canónico fue un reflejo de la observancia de los siguientes criterios:

1.- La creación y difusión gradual de los libros del NT: Los libros del NT fueron escritos en un lapso aproximado de 50 ó 60 años (45 al 105  DC aprox.). Antes de que el libro se incluyera en el canon, debía haber circulado por las iglesias, esto no era un proceso rápido, además el documento era copiado, examinado con mucho cuidado y discutido. Es decir, las Iglesia debían haber utilizado el documento de forma natural (uso tradicional).

2.- La apostolicidad: que el libro haya sido escrito por un apóstol o alguien muy cercano a Jesús.

3.- La ortodoxia: El documento debía ser concordante con el resto de las enseñanzas del canon, de modo que si el documento negaba algunas doctrinas esenciales del evangelio, o ponía en duda hechos relevantes, no formaba parte del canon.

Por último, al hablar de la canonización del Nuevo Testamento, resulta importante hablar de los libros apócrifos, estos, son aquellos que se presentan de forma semejante a los libros del NT, pero a los que la Iglesia no les reconoce inspiración divina, no forman parte del canon porque no cumplen con los criterios descritos anteriormente.

 

Por Ezequiel Ramírez Varas,

Licenciado en ciencias jurídicas, miembro Iglesia del Evangelio Cuadrangular vida de Calama, líder de jóvenes, maestro de escuela dominical y consejero de cadetes al año 2020.